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El quebrantamiento del hombre exterior y la liberacion del espiritu - Watchman Nee

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monte. Si cuidamos al niño, no podemos hacer otra cosa. Sólo aquellos que no

atienden a su carne pueden atender a su espíritu, y sólo los que atienden a su

espíritu reciben el beneficio de la ley del Espíritu. Nuestra fuerza mental es

limitada. Si la desperdiciamos en asuntos carnales, no tendremos suficiente

energía mental para dedicarla a las espirituales. Si ponemos nuestra mente en la

carne, no nos quedará fuerza para poner nuestra mente en el espíritu.

Debemos ver este asunto claramente: la fuerza de nuestro hombre exterior está

limitada de la misma manera que la fuerza de nuestros brazos. Por lo tanto, si ya

tenemos nuestras ocupaciones, no podemos dedicarnos a las cosas de Dios.

Nuestras ocupaciones son inversamente proporcionales al poder con el que

servimos a Dios. Eso que nos ocupa es un gran obstáculo y un gran

impedimento.

Supongamos que un hombre tiene muchas ocupaciones emocionales. Tiene todo

tipo de deseos, anhelos y expectativas que lo distraen y lo mantienen ocupado.

Tiene muchísimas ocupaciones. Cuando Dios le pide algo, no le quedan

emociones, pues están agotadas. Si en los últimos dos días ha agotado sus

emociones, con seguridad en los siguientes dos días no podrá sentir nada ni

responder al Señor. Nuestras emociones tienen un límite, y por eso no debemos

emplearlas como si fueran inagotables.

Algunas personas tienen una voluntad férrea; tienen mucha determinación.

Podría pensarse que su voluntad tiene una fuerza ilimitada. Pero aun la persona

más fuerte tiene una voluntad oscilante cuando se trata de tomar una decisión

delante del Señor. Se preguntará si una alternativa será tan buena como la otra.

Puede aparentar ser una persona fuerte, pero cuando una situación exige el

genuino ejercicio de la voluntad en relación con los intereses de Dios, su

voluntad flaquea. A mucha gente le gusta expresar sus opiniones. Para todo

tienen una opinión. En un momento piensan de una manera y al siguiente

cambian. Nunca les faltan opiniones. Pero cuando se trata de tomar una

posición en cuanto a la voluntad de Dios, vacilan. Se confunden y no son

capaces de decidir debido a que su hombre exterior se encuentra muy ocupado.

Hay muchos asuntos que los mantienen ocupados y los absorben por completo,

de tal modo que la fuerza de su hombre exterior se agota.

Debemos ver que la fuerza de nuestro hombre exterior es limitada. Tan pronto

como nos ocupamos en algo, nuestro hombre exterior queda limitado.

EL ESPIRITU USA

AL HOMBRE EXTERIOR QUEBRANTADO

Tan pronto como nuestro hombre exterior es atado, nuestro espíritu también lo

es. Cuando el espíritu sirve a otros, no puede pasar por alto al hombre exterior,

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