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EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 78 AGOSTO 2022

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¿Tal vez mi hijo igual tenga pecas? Era exactamente lo que

pensaba cuando ella chasqueó sus dedos en su cara.

“¿Alo? ¿Hay alguien ahí? ¡Por Dios, hombre! Dime algo…

Me miras con una cara muy rara…”

“Disculpa…” contestó automáticamente mientras llevaba

sus manos a la cabeza y se tiraba el cabello para atrás

lentamente. No tenía idea del porqué pedía disculpas, pero no

podría pensar en algo mejor.

Mariana entonces tomó la iniciativa. Decidió contarle

sobre los exámenes hechos. Hablar de una. Sacó la cajita de su

cartera, miró a los ojos de Ricardo y tan pronto empezó a

decirle, algo repentino y violento le interrumpió… Al mirar hacia

abajo, ella pudo ver una mujer en el suelo de cabeza en sus

pies. Apuntaba hacia el cielo sonriendo y balbuceó algo que

ninguno de los dos pudo entender. Una imagen tan

sorprendente que saltaron un poco de sus sillas. Su estado

parecía urgente o grave, pero de ninguna manera obvio.

¿Andaba drogada? ¿Borracha? ¿Mal?

Ricardo le ayudó a levantarse. La mujer pestañeó los ojos

una, dos… tres veces. Y como si hubiera vuelto a la realidad, le

dio gracias a las manos que le pusieron en pie. Fue en dirección

a su mesa donde le dieron agua y todo parecía normal

nuevamente.

“Ha hecho mucho calor por estos días…” Le comentó

Ricardo mientras le entregaba la cartera que también se había

caído al suelo. Trataba de sonreír. Era lo más empático que

podía ser. Reparó en el pequeño bebé que dormía en el

cochecito al lado de la mesa. Se parecen. Pensó que, con suerte,

su bebé saldría parecido a Mariana.

Se sentó en la mesa con energía renovada. “Dime... tú

me ibas a contar algo…” pasó las manos por sus hombros y

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