Lanceras de Cristina | Ed. 16 Agosto 2022

mismo fue perseguido, torturado y
crucificado por soñar y luchar por
una comunidad distinta donde esas
diferencias no sean relevantes.
La Iglesia que luego siguió los
mismo pasos que Jesús también fue
perseguida y torturada, fue es la
Iglesia de Carlos Mugica, asesinado
por la Triple A, la de los palotinos,
desaparecidos en 1976, cuando
también asesinaron a Angelelli y luego
en 1977 torturaron y desaparecieron
a las monjas francesas junto a un
grupo de mujeres vinculadas a las
Madres de Plaza de Mayo. Esa misma
dictadura que persiguió y desapareció
miles de obreros peronistas convencidos
de que la Comunidad Organizada era
posible, también torturó a miles de jóvenes
catequistas que soñaban y pregonaban
con una Argentina más justa, donde una
comunidad de iguales era posible.
Este sector de la Iglesia es el
mismo que hoy organiza a tantas
comunidades en miles de villas en la
extensión de la Patria, con los Curas
de Opción Por los Pobres y los Curas
Villeros junto a distintos grupos de
monjas que también colaboran. El
trabajo en esas capillas es remarcable
no solo por amparar donde el Estado
todavía no llega, sino también por dar
un rol a cada uno en esa comunidad:
mujeres y hombres que antes no tenían
tareas, no tenían una profesión, o una
vocación, hoy se hacen cargo de tareas en
su misma comunidad, algunos dan clases
en Centros de Formación Profesional,
otros acompañan grupos de hombre y
de mujeres, se ocupan de desayunos,
almuerzos, meriendas y cenas de toda
la barriada. Hoy recuperaron su misión,
y volvieron a tener dignidad con ese rol
útil que pueden ocupar entre los suyos,
podríamos decir que con el mismo espíritu
que en su momento Ceferino Namuncurá
—beato de la Iglesia Católica y santo
popular de origen mapuche— dijo “quiero
ser util a mi gente” y quería ayudar a su
pueblo a vivir mejor.
En una Nación donde la cuestión
religiosa tiene tanto peso, querer
darle la espalda es alejarnos de
nuestro pueblo, es nuestro pueblo
el que peregrina todos los años por
nuestra Virgen Gaucha, el que en su
idiosincrasia consagra lo cotidiano,
convierte en milagro el barro y hace
santos a quienes que no lo traicionaron
y es por ello que nuestro pueblo el
que santifico a personajes de nuestra
historia, como Evita.
En cualquier pueblo o ciudad,
por más chico o grande que sea,
encontraremos una capilla y un
sacerdote que acompaña, desde una
perspectiva más o menos cercana a
la nuestra, pero sin dudas con una
comunidad que encuentra en la fe un
motor y un horizonte para pasar los
momentos más difíciles. Nuestro rol
como organización política es acompañar
y caminar a la par aquellos caminos,
porque nosotros también somos ese
pueblo que cree para seguir andando.
En definitiva, no podemos negar que el
Peronismo es esa fe hecha movimiento
popular.
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