Lanceras de Cristina | Ed. 16 Agosto 2022

Sofía Rozen
Estudiante de Ciencia Política y Gobierno.
Presidenta del CEPyPP UNLa. Frente Universitario Megafón.
Responsable de Prensa y Comunicación de la tercera sección PBA.
“Yo admiro a la religión que puede hacerle decir a un humilde
descamisado frente a un emperador: ‘¡Yo soy lo mismo que Usted, hijo
de Dios!’ La religión volverá a tener su prestigio entre los pueblos si sus
predicadores la enseñan así: como fuerza de rebeldía y de igualdad, no
como instrumento de opresión”
Evita, mi mensaje
Sin ánimos de realizar una nota
catequística, y con el propósito de poder
ahondar en nuestra formación como
cuadros políticos, es que me propongo
visibilizar algunos puntos de conexión
entre el peronismo, la cuestión de
géneros y la Iglesia, entendiéndolo no
como dicotomía sino justamente como
una cuestión dialógica. En este sentido,
antes de abordar la cuestión de género,
es necesario realizar un camino previo. Es
importante comprender el hecho de
que la Iglesia es una institución, y como
tal, no es buena ni mala en sí misma,
no contiene valores inmutables, sino
que depende de los hombres y mujeres
que la dirijan (lo mismo se sucede con
cualquier tipo de institución, por ejemplo
las Fuerzas Armadas o mismo cualquiera
de nuestras escuelas). En este sentido,
la Iglesia contiene diversos sectores,
entre los que se encuentra la Doctrina
Social de la Iglesia.
La Doctrina Social de la Iglesia es
la aplicación del mensaje evangélico
de Jesús a las circunstancias históricas
y sociales concretas. Busca orientar
la acción transformadora concreta de
los cristianos en la sociedad y propone
orientar y reordenar las instituciones de
la sociedad en función de la dignidad de
todos los hombres y mujeres; es por esto
que pone su preocupación central en
las personas, en la condición humana
y su destino. Como tal, acompaña los
tiempos de la humanidad, su desarrollo,
su vida política, es dinámica y por eso
da respuestas a problemas concretos
humanos. El cuerpo teórico de la
Doctrina Social de la Iglesia surge de lo
que llamamos las encíclicas sociales:
mensajes de los Papas respecto de
la cuestión social, la primera será la
Rerum Novarum (de las cosas nuevas),
escrita por León XIII en 1891 que se
ocupó de la cuestión obrera.
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