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La Misa cara a Dios - coro san clemente i

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altas, más ricas, .más constructivas se ofrecían a esta Lex orandi. Le hacía falta<br />

superarse. Para unos, debía haber en ella mucho más que una reacción anti.<br />

Para otros, el mito solar estaba ya totalmente abandonado por el símbolo<br />

platónico de da luz, al que se trataba de dar un contenido cristológico. tal<br />

símbolo iba a insertarse en la historia misma de la Salvación. El oriente evocaba<br />

la Ascensión de Jesús, Los ojos fijos en el cielo, allí donde Cristo los había<br />

abandonado, los Apóstoles habían oído de dos mensajeros celestes que Él<br />

volvería "de la misma manera" (Hechos 1, 9-11). Esta relación entre la partida de<br />

Cristo y su retorno la expresaron los escultores de la fachada de Chantres, en la<br />

cual la Ascensión y el Cristo de la visión de Ezequiel forman dos temas<br />

complementarios, uno al norte y otro en el centro, mientras que en el sur se<br />

relata la historia de la primera venida de Jesús, de una manera mucho más<br />

teológica que anecdótica.<br />

En suma, lo qué dos nuevos cristianos esperaban ante todo del oriente era el<br />

retorno en gloria y majestad de Cristo vencedor y soberano juez. Habían sido<br />

preparados para ello por la interpretación de algunos textos del Antiguo<br />

Testamento, y sobre todo por la enseñanza de Jesús mismo. El capítulo 24 de<br />

San Mateo justificaba su vigilante espera. Especialmente en el versículo 27 se<br />

encuentra la comparación con el relámpago que sale del oriente[3]. Agreguemos<br />

que este texto viene a aclarar el de Isaías ( 41, 2 ) citado anteriormente.<br />

Una tradición de fuente incontaminada<br />

En conclusión, puede admitirse y es por cierto la opinión del Padre Daniélou<br />

que fue en el ambiente judeocristiano donde nació la tradición cristiana de la<br />

oración hacia el oriente verdadero. Esta tradición se establece pues a la vez por<br />

reacción contra la oración judía hacia Jerusalén, por adopción de un uso<br />

probablemente de origen esenio y por conveniencia específicamente cristiana.<br />

Señalemos todavía que él tema, tan decisivo, de la estrella de los Números tiene<br />

su equivalente en d relato de San Mateo relativo a los magos, guiados hacia<br />

Cristo por la estrella que divisaron en el oriente (Mt 2, 2). Esta estrella oriental,<br />

para los primeros cristianos, va a fijarse en el cielo y a convertirse en la Cruz<br />

luminosa, signo de gloria y de salvación.<br />

Se comprende por qué los mártires dirigían sus ojos hacia el oriente. En la<br />

Pasión de las <strong>san</strong>tas Perpetua y Felicitas se lee: coepimus ferri a quattuor<br />

angelis in orientem. (Passio... XI, 2-3)[4]. Así estaba dirigida la mirada de San<br />

Esteban mientras lo lapidaban.<br />

El uso de la oración hacia el oriente en los medios palestinos no está pues<br />

ligado, en cuanto a sus orígenes, a la cristianización del mito solar pagano. Esto<br />

probablemente explica que fuera permitido más precozmente que en los medios<br />

romanos, y que fuera de entrada más puro porque fundado de entrada sobre la<br />

Escritura. No tendrá que ser liberado de algunas contaminaciones paganas o<br />

maniqueas del tipo como las que tendrán que eliminar San León Magno o San<br />

Agustín. Se difundirá rápidamente en las Iglesias de Oriente, más precoces que<br />

dos ambientes romanos en adoptarlo en su liturgia como en la arquitectura de<br />

sus <strong>san</strong>tuarios. Habiendo sido disipado todo equívoco lo que fue la tarea del<br />

magisterio y de los teólogos no podía, sin dejar de justificarse, sino enriquecerse<br />

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