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TERESA DE JESÚS - Ayuntamiento de Alba de Tormes

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A l b a d e To r m e s o c t u b r e 2 0 1 1<br />

¡<br />

Te prometo que en el primer programa <strong>de</strong> Fiestas<br />

que salga <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que te hayas ido, escribiré yo<br />

en tu lugar!<br />

Esto era lo que te contestaba cada vez que me<br />

pedías que escribiera algo en tu “Espolón”. Lo repetimos<br />

muchas veces ¿te acuerdas? Y a<strong>de</strong>más<br />

añadía a mi respuesta: ¡pero no se te ocurra irte en septiembre,<br />

que no me <strong>de</strong> tiempo a prepararlo, procura que sea en<br />

Enero o Febrero! Te reías y me <strong>de</strong>cías: ¡nos ha fastidiao ¡me iré<br />

cuando Dios me llame.<br />

Alguien, yo creo que Santa Teresa, ayudó para que te fueras<br />

en Noviembre, con lo cual ya no tenía excusa para no hacerlo,<br />

pero aún así, me tengo que conformar con lo que me ha<br />

salido, es <strong>de</strong>cir, que lo <strong>de</strong> ocupar tu lugar en el programa era<br />

una forma <strong>de</strong> hablar. Eres insustituible, solamente puedo escribir<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el corazón y <strong>de</strong>dicártelo a ti.<br />

Tu y yo hemos sido en el fondo, <strong>de</strong> lo más parecidos, por<br />

eso también coincidíamos a la hora <strong>de</strong> tratar ciertos temas,<br />

como el <strong>de</strong> la muerte (aunque a mí no me gusta esa palabra,<br />

prefiero la “ida”) y hablábamos <strong>de</strong> ella con cierta frivolidad,<br />

bien porque no la teníamos miedo, o bien porque teníamos<br />

asumido que a todos nos llega la hora, y en los últimos años<br />

comentabas que habías superado en longevidad a tu madre<br />

que se fue a los 82 años, y consi<strong>de</strong>rabas que los que llevabas<br />

<strong>de</strong> más, eran un regalo. Y tenías razón, los viviste sin miedos.<br />

Por todo eso, me viene a la mente una conversación nuestra,<br />

hacia el mes <strong>de</strong> Agosto <strong>de</strong>l pasado año, dando un paseo,<br />

cuando tu cabeza ya albergaba algunas lagunas, pero que ratifica<br />

tu ¿<strong>de</strong>voción?, o ¿complicidad? con Santa Teresa; <strong>de</strong> ahí<br />

que yo piense que ella ha estado por medio.<br />

Te paraste y me preguntaste: pero ¿qué me ha pasado?,<br />

¿dón<strong>de</strong> he estado?<br />

-En el hospital, te contesté.<br />

-Pero, ¿por qué?<br />

-Has estado enfermo, muy enfermo.<br />

-¿Y ya estoy bien?<br />

-Si, mira, te expliqué, vino “la <strong>de</strong> la guadaña” o “la Parca”<br />

como tú la llamas, a buscarte, empeñada en llevarte con ella,<br />

pero a tu lado, en tu mesita, tenías a tu Santa, y entre las dos<br />

hubo un forcejeo, una tiraba <strong>de</strong> ti para un lado, la otra para el<br />

P R O M E S A C U M P L I D A<br />

A l b a o c t u b r e 2 0 1 1<br />

P o r M A R I T I N A R E C I O S Á N C H E Z<br />

p á gin a 1 4 1<br />

otro…¡no veas la que se preparó! Como cuando vino el papa<br />

Clemente. Te reíste con ganas y me preguntaste que quién<br />

había ganado. ¡Santa Teresa, por supuesto! te contesté. ¡ah!<br />

Y entonces por eso estoy aquí ¿no? ¡claro!<br />

Seguimos caminando y te dije que la otra se había ido<br />

muy enfadada y había prometido volver, y, con refuerzos.<br />

Bueno, que vuelva, llamamos otra vez a la Santa y ya está,<br />

me dijiste.<br />

Y… paradojas <strong>de</strong> la vida, volvió en Octubre, en plenas<br />

fiestas, “el domingo <strong>de</strong> las mozas” concretamente. Otra vez al<br />

hospital con tu Santa en la mesita…<br />

Y, esa vez, fue más difícil la lucha; tanto, que tu Santa se<br />

rindió. O no.<br />

Hacía tiempo que no escuchaba tus poesías, que tu “olivetti<br />

letrera 35” no sonaba cada mañana, que tus paseos por<br />

la villa, se habían interrumpido… y <strong>de</strong>cidió, que prefería llevarte<br />

ella, que quería escuchar <strong>de</strong> nuevo tus poesías, <strong>de</strong> viva<br />

voz…<br />

Y, te fuiste, sumiso esta vez, pero siempre acompañado <strong>de</strong><br />

tu Santa.<br />

Des<strong>de</strong> entonces, a pesar <strong>de</strong> la tristeza que supone per<strong>de</strong>r<br />

a un ser querido, yo sonrío a veces y en mi imaginación os<br />

puedo ver a los dos, a la Santa andariega, como la llamaban,<br />

y a ti, por los caminos polvorientos <strong>de</strong>l cielo, a ti recitando sin<br />

parar tus nuevas poesías, y a Ella haciendo uso <strong>de</strong> la paciencia<br />

que refiere en sus preciosos escritos <strong>de</strong>jados aquí…<br />

Nada te turbe, nada te espanta<br />

Dios no se muda…<br />

¡Y la paciencia, todo lo alcanza!<br />

¡Solo Dios Basta!<br />

Y, entonces, mi corazón se llena <strong>de</strong> una tranquilidad que<br />

apaga la tristeza que pueda sentir.<br />

…Gracias Sta. Teresa, por haber estado siempre con él<br />

aquí, y cuidarlo ahora allá don<strong>de</strong> estéis. A los albenses nos da<br />

mucha paz, saber que estás allí para recibirnos ¡contigo estamos<br />

mucho más tranquilos!<br />

Cuando hice esta promesa, contaba con que, estuviera<br />

quien estuviera en el papel <strong>de</strong> dirigente <strong>de</strong> la villa, el cariño que<br />

todos han <strong>de</strong>mostrado tener a mi padre, me permitiría hacerlo.<br />

Gracias, mil veces gracias, a todos los que le quisieron.

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