1. Intento de traducción. - MémoLengua - Free

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más material de mi vida, sólo yo lo sé, por la fatiga y por la relajación de todo
lo tenso y lo ávido que hubo un día en mí. El mistral de Marsella, el horno de
Almería, el enfriamiento de Tánger, los diluvios de Argel, el polvo de Túnez, la
hediondez de Nápoles, –todo el querido Mediodía y su joven calor ventilado,
ningún lugar en que haya sido tan infeliz como allá. Amable Pedro Salinas,
usted quien, pocos días antes, en Sevilla, me había puesto en el ómnibus para el
tren de Granada, ¿se iba a figurar que en la estación, ante aquel tren, me entraría
el mismo pánico que seis meses antes me hiciera marcharme de Granada como
un hombre perseguido, y que tomaría el tren siguiente para dondequiera, un
dondequiera que resultó ser Albacete, fatal para mí? Pero hoy, camino de
Barcelona, mi ansiedad no era sin motivo. Todavía estremecido por mi
atropello, deseaba haber regresado lo más pronto, en un deseo patriótico de ser
matado preferentemente por los médicos de mi país.
Pero, con un billete de primera, me había pasado a tercera, a causa de un
animal femenino que quería examinar de cerca.
La salida de un tren español ocasiona escenas que un devoto de España
quisiera no recordar. El coche atestado. Todos los amigos han venido a
estrecharles la mano
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