1. Intento de traducción. - MémoLengua - Free

MémoLengua http://memolengua.free.fr/
a los que se van, quienes ponen cara de mater dolorosa porque dejan a los
suyos por tres semanas; y esas caras lagrimosas, con esa gente de luto (los
españoles tienen la manía de estar siempre de luto) que sube en fila india al
coche, y desfila por él estrechando manos, y pisando pies, hacen pensar en un
entierro. ¡Cuántos gritos! ¡Qué excitación! ¡Adió! ¡Adió! (que no se pronuncia
la s final de la palabra). Al lado de esa gente, un francés del Mediodía pasa por
un personaje silencioso.
Nosotros todos que hemos perseguido chicas de esos países latinos,
conocemos ya la raza horrorosa de los hermanos. El hermano que espía, el
hermano que está de connivencia, el hermano con navaja, el hermano que hace
chantaje. Pero ¡la familia! Esa invención específicamente italiana, española. ¡Y
siempre esa palabra, escuchadlos, la familia, que se repite en su conversación!
¡Ah, son demasiados! Adió! ¡Adió! Cantan la palabra, se provocan uno a otro a
cantarla más, como los perros se atizan uno a otro ladrando. Experimentan un
goce animal al escuchar sus propias entonaciones, y en esos gritos
intercambiables, que se han hecho sin significación, que lanzan hasta la
saciedad, en balde, por el gusto, se reconoce un automatismo que denuncia
cruelmente el vacío del cerebro. ¿Cuántas veces oímos repetir:
16