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revista noviembre 2020

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CARLOS SANTOS: POESÍA Y TRANSPARENCIA

por David Sorbille

La poesía, más allá de su definición etimológica, es un estado del alma, por

el cual nos sensibilizamos ante la realidad externa, y los dictados de nuestro

espíritu.

En ese afán de transmitir una determinada experiencia, la libre vocación del poeta

es insuficiente para describir la totalidad de un tema, pero tiene la virtud de elaborar

sentimientos e imágenes que asombran por su contenido.

Es así, como la idea y la materia componen el verbo del poeta: es un destino de

palabras que se afirman a través de una voz propia y esencial.

Esa unidad entre lo real y lo íntimo, tiene en la figura de Carlos Santos, el

impulso y la grandeza de una poesía en plenitud estética e ideológica. Su manejo del

idioma, la claridad de sus conceptos, el hallazgo de una forma libre para expresar la

soledad recreada en pasión y búsqueda, en nostalgia y protesta, en cansancio y

música, conforma el canto de un poeta consagrado.

Carlos Santos, nació en la Ciudad de Buenos Aires el 13 de septiembre de 1933, y

aunque perteneciente a la generación poética del ’60, el desarrollo de su singular

lirismo sólo responde a una escuela que rescata el espacio histórico de los juglares.

Esa condición fue la que lo distinguió, además de la coherencia de sus convicciones,

desde su adhesión al Partido Comunista al que renunció, hasta padecer el ostracismo

y la exoneración de su trabajo bancario en los años de la dictadura militar de 1976.

Con la vuelta de la democracia en 1983, recuperó su trabajo del que finalmente se

jubiló en el Banco de la Provincia de Buenos Aires, así como fue asiduo visitante de

tertulias literarias y centros culturales que reconocieron la originalidad de su obra.

Adscrito a un fervoroso humanismo socialista, ha sido crítico de los gobiernos

burgueses y respetó con reservas, la experiencia peronista en los albores del ‘45.

Compañero de causas justas, mantuvo permanente interés por los derechos

humanos y sostuvo un militante antiimperialismo que difundió ampliamente.

Carlos Santos, fue contemporáneo del movimiento poético “El Pan Duro” en la

década del ‘50, pero no formó parte de ese grupo inspirado en Raúl González Tuñón;

por lo tanto, su itinerario no admite influencias visibles, sólo algunas improbables

cercanías.

En 1973 integra la lista del Movimiento de Escritores por la Liberación en la

SADE, junto a Humberto Constantini, Raúl Larra, Roberto Santoro, Armando Tejada

Gómez, Lubrano Zas y Héctor Negro, entre otros.

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