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Elogiado por poetas como Elvio Romero y Sigfrido Radaelli, Carlos Santos ha
sido definido por Gerardo Torres como “Poeta sereno por profundo y no profundo
por sereno”.
En su poema “Los Adolescentes”, nuestro poeta dice: “Yo no estoy –nunca
estuve- / en la superficie engañosa de las cosas”, lo que significa contemplar lo
subyacente a partir de la hondura de sus versos que se afirman en una certeza: “y
solo un milímetro de tiempo separa / la realidad del sueño”.
Autor de “Motivo para un libro” (1954), “El Labriego y su Tierra” (1959),
“Apertura a la Alegría” (1974) y “Pura Transparencia” (2000), donde reunió el
conjunto de su obra inédita, producto de años de prohibiciones y condenas a los
autoritarismos de turno, con los siguientes títulos: Oda a la Pura Transparencia,
Miscelánea, El Hermano Invisible, Transfiguración y Muerte de don Antenor Patiño,
Adán y Eva y las Tinieblas y Crónica de Tres Amores.
En todas estas singulares creaciones, el vuelo de su extraordinaria imaginación nos
permite disfrutar la sabiduría de una palabra viva que recorre infinitos caminos,
paraísos e infiernos, emocionadas evocaciones, memorias de adolescencia, amores,
sueños, frutos, penas, desafíos, camaradas perdidos, alegrías, paisajes, cábalas,
profecías y estremecimientos.
Lubrano Zas, consideró que: “Santos nos habla de un hombre encendido y
escindido, ni protocolar ni neutro, sino vivo y empeñado en adecuarse a la tierra”.
Asimismo, conmueve la reencarnación del poeta Roberto Santoro, secuestrado y
desaparecido el 1º de junio de 1977 por el terrorismo de estado, en la poesía de
Santos como “El Hermano Invisible”, a quien le han roto el corazón pero jamás
podrán callarlo.
En una nota sobre Santoro publicada el 7 de noviembre de 1973 en el diario
Época, Carlos Santos señalará proféticamente: “Cuando nos toque reflejar la
realidad que nos oprime, sepamos ver, aun en los momentos más difíciles, más
desesperantes, a los anónimos y abnegados luchadores en puja constante con la
adversidad, a fin de que ellos estén también en nuestro canto”.
Nuestro poeta obtuvo numerosos premios, entre los que destacamos: Primer
Premio Sociedad Argentina de Escritores -filial La Plata- en el Certamen Literario
“Roberto Themis Speroni”; Segundo premio en el Primer Concurso Latinoamericano
organizado por la Revista Literaria “Amaru” en 1977; Primer premio de poesía en el
Primer Concurso Literario organizado por la Asociación Bancaria, en 1989; Primer
premio de poesía en el Certamen Literario “Almafuerte”, convocado por el Club
Atlético Banco de la Provincia de Buenos Aires -La Plata y Primer premio en el
Certamen Nacional de Poesía del Banco Nación en 1991.
Pero, seguramente, lo que más lo movilizó fue la opinión que le mereció a Raúl
González Tuñón en una nota publicada en el Clarín Literario del 29 de noviembre de
1959, que marcó el camino de su notable dedicación: “Hay en este autor una