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20 Sábado. 8 de marzo de 2014 • LA RAZÓN<br />

Tribuna<br />

La estrategia de cierre del debate fundada en una idea errónea de la separación entre<br />

el derecho y la moral es peligrosa en una sociedad que pretende ser participativa<br />

Moral, derechos y aborto<br />

La discusión sobre la reforma del<br />

aborto que el Gobierno ha acordado<br />

presentar al Parlamento ha generado<br />

un debate previsible, que –si se<br />

preserva el nivel racional de discusión; esto<br />

es, de forma lógica sobre la base de argumentos–<br />

no haría sino mostrar la cultura de una<br />

sociedad plural. Sin embargo, y en este tema<br />

en particular, llama la atención el hecho de<br />

que los argumentos de quienes se oponen a<br />

la reforma estén dirigidos, sencillamente, a<br />

impedir la posibilidad del debate. Si se prescinde<br />

de la presión –por cierto, no<br />

irrelevante– consistente en la mera<br />

acción política, la estrategia de<br />

cierre de la cuestión se reduce básicamente<br />

a la diferenciación entre<br />

derecho y moral: si una mujer decide<br />

abortar, este hecho constituye<br />

una decisión personal de la que sólo<br />

ella responde; de ese modo, el Estado<br />

no sólo debería omitir cualquier<br />

sanción de esa conducta e incluso<br />

debería cooperar para que el aborto<br />

tuviese lugar en condiciones sanitarias<br />

adecuadas.<br />

No obstante, ante este argumento<br />

que intenta separar derecho y<br />

moral surge una duda previa: ¿Únicamente<br />

puede sostenerse que<br />

existe una correcta separación entre<br />

moral y derecho cuando se defiende<br />

un sistema de plazos en la<br />

sanción penal del aborto, como lo<br />

es de facto el vigente? En mi opinión,<br />

esto es radicalmente falso: el<br />

argumento de la distinción entre<br />

moral y derecho sirve para cualquier<br />

sistema de sanción del aborto,<br />

e incluso para cualquier delito. Si en<br />

el delito de aborto sólo se excluyese<br />

la pena en el caso de riesgo para la<br />

vida de la madre, la decisión de la<br />

mujer de sacrificar su vida o de acceder<br />

a la intervención abortiva<br />

sería de su responsabilidad personal;<br />

si el sistema de sanción del<br />

aborto es la renuncia a la pena en<br />

los casos indicados en la ley –el<br />

denominado sistema de las indicaciones,<br />

anterior a la ley vigente y<br />

EL RETROVISOR<br />

por Julio Merino<br />

1844<br />

CARLOS PÉREZ DEL VALLE - Rector de la Universitat Abat Oliba CEU<br />

cuyo retorno modificado propugna el anteproyecto<br />

del Gobierno– sucederá exactamente<br />

lo mismo. Esto muestra la invalidez<br />

del argumento: si el argumento de la separación<br />

entre derecho y moral sirve pare decir<br />

una cosa y su contraria, es que no es un argumento<br />

útil en la discusión, al menos en una<br />

sociedad plural.<br />

La referencia a la moral sólo tiene entonces<br />

una posibilidad de ser empleada en el debate<br />

si se esgrimiese de la forma siguiente: la ley<br />

que estableciese mayores limitaciones al<br />

Tal día como hoy de 1844 murió en Estocolmo el mariscal<br />

francés Jean Baptiste Bernadotte, uno de los generales<br />

más brillantes de la República y el Imperio de Francia. La<br />

vida de Bernadotte fue curiosa. Inició su carrera militar<br />

con la Revolución (tras su muerte se encontró un tatuaje<br />

grabado en su cuerpo que decía: «Muerte a los Reyes») y<br />

aborto que las de la legislación actual supone<br />

la imposición ilegítima de criterios morales<br />

de una parte de la sociedad sobre las personas<br />

que sí quisieran abortar en las condiciones<br />

que garantiza el sistema vigente. Pero este<br />

argumento necesita apoyarse en la garantía<br />

constitucional de estas personas para actuar<br />

de acuerdo con esa voluntad; esto es, en el<br />

reconocimiento de un derecho subjetivo que<br />

pueda imponerse frente a la pretensión del<br />

Estado de inmiscuirse en decisiones que sólo<br />

son competencia de estas personas. La dificultad<br />

esencial de esta formulación<br />

consiste sencillamente en<br />

que este derecho no existe: ni la<br />

Constitución ni el Tribunal Constitucional<br />

respaldan esta idea.<br />

Antes al contrario: lo que sí ha<br />

indicado el Tribunal Constitucional<br />

es que la exclusión de la pena<br />

del aborto sólo encuentra razón<br />

de ser –porque sólo así se protege<br />

adecuadamente la vida del feto–<br />

en aquellos casos en que a la<br />

mujer le resulta inexigible la continuación<br />

del embarazo. De ese<br />

modo, la injerencia del Derecho<br />

Penal fuera de estos casos no es<br />

ilegítima.<br />

En cualquier caso, la estrategia<br />

de cierre del debate fundada en<br />

una idea errónea de la separación<br />

entre el derecho y la moral es,<br />

además de inadecuada en una<br />

comunidad plural, particularmente<br />

peligrosa en una sociedad<br />

que pretende ser participativa.<br />

Cuando, como en el caso de la<br />

reforma del aborto, se intenta de<br />

modo recurrente evitar la discusión<br />

pública acudiendo a la premisa<br />

de que se trata de un ámbito<br />

de decisión reservado a la vida<br />

privada de cada sujeto, cuando<br />

esto no es cierto, o es al menos<br />

dudoso, se promueve la desidia de<br />

la ciudadanía ante temas que<br />

afectan al bien común. Y que esta<br />

desidia existe ya es una evidencia<br />

que, según creo, no necesita más<br />

argumentos.<br />

Barrio<br />

terminó siendo rey de Suecia y Noruega con los nombres<br />

respectivos de Carlos XIV y Carlos III. Durante los años<br />

del Imperio sirvió a las órdenes de Napoleón y brilló con<br />

luz propia en las batallas de Ulm y Austerlitz, por la que<br />

fue nombrado príncipe de Ponte Corvo. Sin embargo, sus<br />

relaciones con Napoleón nunca fueron buenas.<br />

EL QUINTO PINO<br />

César<br />

Lumbreras<br />

De vuelta<br />

a la UE<br />

Cuentan las crónicas que<br />

llegan desde Dublín que Rajoy<br />

ha arrancado de Merkel un<br />

compromiso para reequilibrar<br />

la infrarrepresentación que<br />

en estos momentos tiene<br />

España en las instituciones<br />

de la UE, a cambio, eso sí,<br />

de que nuestra delegación<br />

apoyase al candidato de la<br />

canciller, el luxemburgués<br />

Juncker, a presidir la Comisión<br />

Europea, siempre y cuando los<br />

populares ganen las próximas<br />

elecciones al Parlamento<br />

Europeo. Se especula con que<br />

el comisario que finalmente<br />

designe el presidente del<br />

Gobierno ocupará una de las<br />

vicepresidencias y se especula<br />

también, porque el «oráculo<br />

de la Moncloa» no ha abierto la<br />

boca, con que el «beneficiario»<br />

podría ser el ministro de<br />

Agricultura, Arias Cañete.<br />

Vamos a ver cuánto tiempo<br />

tarda en pronunciarse Rajoy<br />

sobre este asunto, que tiene<br />

varias incógnitas: primero,<br />

decidir el candidato a esos<br />

comicios y, luego, saber si esa<br />

misma persona será la que<br />

se incorpore a la Comisión<br />

Europea, o habrá dos distintas.<br />

Paso a paso. En cualquier<br />

caso, lo que sí parece claro es<br />

que, por fin, el Gobierno de<br />

Madrid se ha tomado en serio<br />

que hemos perdido mucho<br />

poder y representación en<br />

Bruselas. Felipe González y<br />

Aznar tuvieron muy claro que<br />

era clave nuestra presencia<br />

allí; con Zapatero llegó el<br />

desastre y en los primeros<br />

años de Rajoy pasó tres cuartos<br />

de lo mismo. Hasta ahora.<br />

Hubiese sido bonito contar<br />

con un candidato español<br />

para presidir la Comisión.<br />

A favor, que nunca hemos<br />

ocupado ese puesto. En contra<br />

estaba que los dos últimos<br />

presidentes han sido de países<br />

del sur, el italiano Prodi y el<br />

portugués Durao Barroso.<br />

No ha podido ser y ahora toca<br />

esperar para comprobar que<br />

el enviado por Rajoy ocupará<br />

una vicepresidencia y una<br />

comisaría importante. Para<br />

eso faltan unos meses.

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