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Semana Santa 2000. - Fundación Germán Sánchez Ruipérez

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Pregón de <strong>Semana</strong> <strong>Santa</strong><br />

Peñaranda de Bracamonte<br />

Pero es la procesión de la tarde, «la del Santo Entierro», donde toda la fuerza de la <strong>Semana</strong> <strong>Santa</strong> parece confluir con pasos y cofradías. Es el<br />

recuerdo de la salvación de Cristo, memoria de su pasión y muerte en espera de la resurrección. Se anunciará con el Vía Crucis de la mañana, pero será<br />

al anochecer cuando sintamos su muerte. Jesús muere de verdad. Los Evangelios subrayan este dato al asegurarnos que está tres días en la tumba, el<br />

tiempo que exigía la ley judía para certificar sin asomo de duda que un hombre había muerto. Y su muerte fue dura, como es siempre la muerte. Tiene<br />

sed, siente el abandono de las fuerzas y de Dios: «¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!» Lanza un gran grito y entrega su espíritu, su<br />

aliento, el signo de la vida. Sus discípulos, llenos de miedo, se dispersan. Ytodo parece haber terminado para siempre.<br />

Hemos de tomarnos la muerte en serio. Con ella se acaban nuestros planes y nuestros proyectos. Ella nos arrebata a quienes queremos y con quienes<br />

hemos hecho largos tramos de la vida. Tal vez esté aquí el motivo por el que nos agarramos a la hornacina de nuestro Cristo de la Cama con tanta<br />

fuerza hasta haberlo convertido en un signo de identidad de nuestro pueblo. Cristo acogiendo todas las muertes, como el mayor gesto de amor. Del<br />

amor que Dios Padre tiene a los hombres, tan grande que entrega a su propio hijo para que demuestre ese amor llegando incluso hasta la muerte. Cristo<br />

de la Cama, Cristo del amor, del amor que Dios nos tiene. Cofrades de la Hermandad del Santo Cristo de la Cama, pertenecéis a una hermandad que<br />

pasea por las calles de Peñaranda cada año el testimonio del amor más grande que ha existido: el de aquel que por amor entregó la vida y por amor<br />

llegó hasta la muerte. Y esto obliga a mucho. Como Jesús, tenéis que practicar un amor que lleva consigo tener los ojos abiertos ante toda desgracia<br />

humana. Y no temáis amar sin recompensa, gratuitamente como Cristo. «El amor es fuerte como la muerte», dice el Cantar de los Cantares. Y nosotros<br />

sabemos que en la cruz, el nido de la muerte, lo que triunfó en definitiva fue el amor. Un amor tan fuerte, que hizo nacer de la muerte la vida en la<br />

mañana de la resurrección.<br />

Siempre, desde la infancia, el peso de dolor que me deja el paso del Santo Cristo de la Cama, parecía compensarse con la esperanza que abría<br />

paso la llegada de la Virgen. Y es que en la tradición católica, Nuestra Señora de la Esperanza anuncia, en el momento de más dolor de su vida, la resurrección<br />

del hijo. María es la mediadora que suple el vacío que la muerte de Jesús provoca. Ella es quien significa que la vida nos viene de Dios a través<br />

de la resurrección simbolizada en ella. No sin dolor, María encarna la nueva vida que ella recibió de su hijo.<br />

¿No pensáis conmigo que la compañía de Nuestra Señora de la Esperanza en esta larga procesión es un refuerzo más para asegurar al mundo<br />

entero, que, a pesar de todo, de nuestra debilidad y nuestra muerte compartida con todos los seres vivos, sin embargo es preciso gritar con osadía que<br />

la última palabra es una palabra de esperanza y que el patíbulo de la cruz de Cristo se ha de convertir en árbol de vida?<br />

Ypor eso adoramos la cruz, signo ahora del triunfo sobre la muerte.<br />

SÁBADO SANTO<br />

El Sábado Santo es un día extraño. La Iglesia no celebra la Eucaristía, el único día del año. Los altares permanecen desnudos. Los templos y sus<br />

sagrarios están vacíos. Es día de silencio y soledad.<br />

El pueblo cristiano, con fina intuición, ha puesto imagen a este silencio y a esta soledad en la imagen de Nuestra Señora, convirtiendo la Soledad<br />

en nombre propio. Por eso cerramos el Viernes Santo y abrimos el Sábado con la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad en «la procesión del Silencio»,<br />

tal vez la más honda y sentida de las que celebramos. Su peregrinar con la imagen enlutada de la Soledad nos recuerda el misterio de María que<br />

es sobre todo madre.<br />

Pero no nos engañemos. La soledad de María nos hace presente de nuevo la soledad del hombre y la mujer de cada día. De nuevo el grito de la<br />

<strong>Semana</strong> <strong>Santa</strong>, ahora en la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, se deja oír en medio de las calles. Cristo murió solo. María queda sola. Los discípulos<br />

se sienten solos. El templo del Sábado Santo está solo y sin adornos.<br />

Para quienes hemos ido recorriendo toda la <strong>Semana</strong> <strong>Santa</strong> de la mano de nuestras procesiones, mientras acompañábamos a Cristo, este sábado<br />

lleno de la soledad de María es la última palabra que nos invita a encontrar a Cristo. Sin Él la vida del cristiano no tiene sentido. Con Él alcanza la vida<br />

humana su expresión más plena. Y así este sábado, esta procesión que ha de ser silenciosa más que ninguna, nos habla desde el vacío de Cristo, de la<br />

necesidad de hacerle un puesto en nuestra vida; desde la Soledad de María, de la absoluta necesidad de encontrarlo en el hermano. Nadie se salva solo.<br />

Nadie puede vivir solo. YCristo se hace presente cada día en el prójimo que pasa junto a mí y me necesita.<br />

Acaba el Sábado Santo, pronto sonarán las campanas de la Resurrección de Cristo en la Vigilia Pascual de las iglesias. Es tiempo y momento de<br />

acabar. Habéis tenido la paciencia de escuchar este pregón. Ya os lo decía al comienzo. Mi tarea era anunciaros la Buena Noticia. Mal que bien, eso he<br />

intentado. He querido desgranar algunos de los significados de nuestras procesiones de <strong>Semana</strong> <strong>Santa</strong>. El sábado que viene redoblarán las campanas<br />

para anunciar la resurrección de Cristo. Ésta era la buena noticia que os venía a pregonar. Éste es el gran anuncio de nuestra <strong>Semana</strong> <strong>Santa</strong> para quien<br />

lo desee escuchar.<br />

Agradezco a la Junta de Cofradías su cordial invitación. Avosotros vuestra atenta escucha. Muchas gracias.<br />

Gonzalo Jiménez Sánchez<br />

Peñaranda de Bracamonte, 27 de marzo 1999<br />

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