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XXVII Concurso del CLAD sobre Reforma del Estado y Modernización de la Administración Pública<br />
“La Innovación en la Gestión Pública”<br />
Caracas, 2014<br />
Esta continuidad de la función garantiza la continuidad de la estructura social. ¿Qué relación<br />
tiene este apuntamiento sobre la institucionalidad y la innovación? Consideramos que nos ayuda<br />
para clarificar los tipos de innovación que se han desarrollado en la administración pública, y podrá<br />
darnos origen a ideas que faciliten la integración de un modelo de innovación gubernamental.<br />
Otro rasgo interesante de la innovación en el sector público es que, difícilmente podemos<br />
hablar de innovaciones de gestión no reversibles (salvo, naturalmente de los aspectos más<br />
vinculados con las tecnologías de información). Muchos de los procesos y trámites que han sido<br />
objetos de las así llamadas innovaciones, podrían dar marcha atrás en la siguiente administración,<br />
incluso para beneplácito de la sociedad que los llegase a padecer.<br />
Ahora bien, cualquier análisis que busque relacionar los conceptos de innovación y<br />
burocracia, debe considerar la importancia de las personas, del Servicio Civil, como lo<br />
conceptualiza Kliksberg (2004). ¿Quién podrá institucionalizar los esfuerzos innovadores en la<br />
administración pública? Sin duda mucho tendrán que decir los burócratas. En este contexto la<br />
cultura organizacional juega un papel toral, como expositora del ethos burocrático e institucional.<br />
En sentido puro, el término burócrata denota a aquella persona que se encuentra ubicada en el<br />
buró. Vulgarmente, la imagen del burócrata es la de aquel empleado (primordialmente vinculado al<br />
gobierno) que tiene todo tipo de vicios administrativos: no agiliza el trámite, entorpece la obtención<br />
de algún servicio, y que se justifica al declarar que él únicamente obedece los procedimientos o las<br />
órdenes de sus superiores.<br />
Lejos de una visión meramente popular e injusta en algunos casos, para Weber, el burócrata<br />
es un funcionario o servidor público individual, el cual:<br />
1. Es personalmente libre, se debe sólo a los deberes objetivos de su cargo;<br />
2. Se encuentra bajo una jerarquía rigurosamente fijada;<br />
3. Tiene competencia rigurosamente fijada;<br />
4. Labora con base en un contrato;<br />
5. Tiene una calificación profesional que fundamenta su nombramiento, entiéndase, un<br />
diploma o certificado de estudios;<br />
6. Es retribuido en dinero con sueldo fijos, con derecho a pensión las más de las veces;<br />
7. Ejerce el cargo como su única o principal profesión;<br />
8. Tiene ante sí una carrera o perspectiva de avances por años de ejercicio, o por servicio o<br />
por ambas cosas, según el juicio de sus superiores;<br />
9. Trabaja con completa separación de los medios administrativos y sin apropiación del<br />
cargo;<br />
10. Está sometido a una rigurosa disciplina y vigilancia administrativa.<br />
Las consideraciones anteriores, seguramente pondrán en aprietos a más de un académico que<br />
ha vaticinado la caída de la burocracia. Las corrientes administrativas que buscan superar los<br />
“errores” de la burocracia se encontrarán con que ésta se anticipa a establecer ciertas características<br />
de los servidores públicos, que ellos mismos declaran como necesarios para la organización<br />
gubernamental del futuro… ¡vaya paradoja!<br />
Por ejemplo, la profesionalización del burócrata, así como los mecanismos de ingreso, carrera<br />
y evaluación están ya contemplados de manera rigurosa en el análisis de Weber.<br />
Sin embargo, para poder analizar objetivamente al burócrata, debemos considerar que sus<br />
atributos éticos, tales como la estricta adherencia al procedimiento formalmente establecido, la<br />
aceptación del principio de subordinación, el compromiso con los propósitos del buró mismo; no<br />
representan sino una imagen de un cierto modo de comportarse, específico al sistema en el cual se<br />
han desenvuelto. Si aceptamos de buena fe lo anterior, es justo ubicar al burócrata como un<br />
producto de la burocracia y no estrictamente como su creador.<br />
De igual forma debemos reconocer que la moral descrita, es un logro positivo en propio<br />
derecho y representa el producto de técnicas y prácticas administrativas a través de las cuales los<br />
individuos desarrollan la disposición y habilidad para conducirse a sí mismos. Estamos frente al<br />
típico caso de juzgar al ser humano por el sistema en que se encuentra. Le atribuimos que es<br />
perezoso, mal intencionado y antipático, cuando en realidad es un sistema laboral -en su<br />
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