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XXVII Concurso del CLAD sobre Reforma del Estado y Modernización de la Administración Pública
“La Innovación en la Gestión Pública”
Caracas, 2014
burocrático en aras de fortalecer la institución que representa el gobierno.
En este caso de los parquímetros, sin duda que el próximo gobierno analizará la conveniencia
o no de continuar utilizándolos; si alguien con suficiente autoridad se opone entonces volverán los
tiempos del estacionamiento libre en las aceras y la gestión pública no sufrirá mayor desmayo si un
día están y otro no.
Hasta este momento, podemos afirmar que una primerísima innovación que debieran
introducir los gobiernos a nivel institucional, sería la constatación del modelo burocrático en
aquello que ha fortalecido históricamente, su aparición como forma de dominación u orden legal, a
saber: acabar con el patrimonialismo en la administración pública y establecer orden dentro del
marco del Estado de Derecho, ambas cuestiones en las cuales en México (me refiero a la totalidad
de la República Mexicana, no solamente al gobierno federal) al menos, no se observan avances
determinantes, por alejado de la realidad que parezca la aseveración.
Una innovación de urgente aplicación la constituye la construcción de un régimen
funcionarial, sujeto a los principios de transparencia, mérito y evaluación del desempeño (el clásico
Servicio Profesional o Civil). Este desarrollo típicamente burocrático, ha sido una carencia sensible
en nuestra institución gubernamental, para dotar de continuidad, certeza y acercamiento con la
ciudadanía, a las organizaciones de gobierno (a cualquier nivel: federal, estatal y municipal).
El viejo “Spoil System” (sistema podrido) norteamericano del Siglo XIX, sigue siendo una
lamentable realidad para la mayoría de los mexicanos. En otras palabras, ante la carencia de un
elemento burocrático esencial para contar de lleno con la estabilidad y fuerza institucional que
brinda la burocracia (como una de sus ventajas, que las tiene a nivel organizacional, si comparamos
con el escenario pre-burocrático), prevalecen las prácticas patrimonialistas por parte de los partidos
políticos, tomando como botín los cargos de la administración pública: a la vieja usanza, dichos
cargos se “venden” al mejor postor durante las campañas políticas.
Así por el estilo, la carencia de elementos burocráticos clave para la administración como son
manuales de procesos y jerarquías claras (bastaría ver cualquier organigrama federal para constatar
la cantidad de “directores adjuntos”, que por supuesto no tienen una base real sustentable), para
darnos cuenta que si queremos hablar de innovación gubernamental, no debemos soslayar partir del
comienzo: un nivel burocrático aceptable como sustrato para de allí partir a lo demás. En otros
términos, no será posible correr, si apenas podemos caminar un poco.
6.- Algunos ejemplos e intentos de innovaciones, en México
El uso indiscriminado del término innovación, ha dado como resultado, entre otros efectos, el
de fomentar todo aquello nuevo como si fuera una mejora institucional y organizacional las más de
las veces, sin considerar una metodología de aplicación que tome en cuenta el sustrato burocrático o
el orden jurídico. Muchos gobernantes se han sentido con pleno derecho a denominar como
innovaciones cuanta idea pueda generarles una retribución política, sin medir consecuencias algunas
de ellas tan graves como el que los burócratas resultan auténticamente “vacunados” en contra de
buenas prácticas, pero erróneamente aplicadas.
Indudablemente, las aplicaciones prácticas para elevar el nivel de calidad en los gobiernos y
mejorar la percepción de los usuarios sobre la forma en que se aplica la normatividad generando los
canales para realizar trámites y servicios, se han convertido en una exigencia común, pero corren el
riesgo de generar simplemente una moda (onerosa en muchos casos). Son notorios los experimentos
a gran escala realizados en México por Vicente Fox, desde su paso como gobernador del Estado de
Guanajuato, hasta llegar a la presidencia del país. Para nutrición del lector ávido de ejemplos de
pretendidas innovaciones, se sugiere leer la obra de Ramón Muñoz Gutiérrez (2005), asesor del
Presidente Fox en estos temas.
A nivel federal en México, dichos esfuerzos fueron dirigidos a generar un “buen gobierno”
sustentado en normas de calidad y enfoque al “cliente” (modelo avalado en su momento por la
ONU, a través de uno del otrora Director de la División para la Economía y Administración
Públicas del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, Guido Bertucci); hasta la aplicación
de tecnologías de información a gran escala para llevar a cabo todo tipo de trámites
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