15.11.2015 Views

0076503

0076503

0076503

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

XXVII Concurso del CLAD sobre Reforma del Estado y Modernización de la Administración Pública<br />

“La Innovación en la Gestión Pública”<br />

Caracas, 2014<br />

define al empresario innovador) busca el cambio, responde a él y lo explota como una<br />

oportunidad”. Hasta el momento de la edición de dicha obra, comenzaba a desarrollarse poco a<br />

poco el tema de la innovación al interior de las administraciones públicas. En ese momento, uno de<br />

los más perspicaces consultores administrativos del siglo XX, solo percibe la innovación como una<br />

oportunidad para los empresarios.<br />

Si seguimos el devenir del término desde su descubrimiento o invención (alrededor de 1935),<br />

no quedaría más remedio que aceptar que originalmente y hasta mediados de la década de los años<br />

80 del siglo XX, con el advenimiento de la filosofía administrativa enfocada en la reinvención de<br />

los gobiernos y el gerencialismo público, no existió razón alguna para que se pensara en innovar<br />

dentro del aparato público: es un verbo que se fue creado en plena era de producción masiva de<br />

bienes (fordismo), para ser aplicado como una ventaja competitiva al estar frente a frente con el<br />

mercado.<br />

Obviamente, las mejoras en procesos, estructuras y relaciones entre las unidades que<br />

conforman el aparato público, se han dado desde las primeras manifestaciones gubernamentales en<br />

el mundo, pero sin la etiqueta innovadora y lo que conlleva. Valga como ejemplo un tanto<br />

exagerado la remisión a la Biblia cuando el propio Moisés dio trazas de innovador al delegar su<br />

autoridad ante su dios, por consejo de su suegro Jetró, a los “hombres más capaces de todo Israel y<br />

les delegó su autoridad como si fueran sus representantes” (Éxodo, cap. 18 v. 13-27). Hecho que<br />

para algunos marca un hito en la historia de la administración (Chiavenato 1976: 15). Curiosamente<br />

Moisés no ha trascendido en la historia precisamente como “innovador”… aunque tal vez desde<br />

nuestra óptica del siglo XXI lo haya sido… ¿o no?<br />

En este contexto, y a efecto de señalar elementos que nos permitan despejar dudas sobre el<br />

alcance real del término, cabe aclarar que la innovación implica el punto final de un proceso que<br />

Schumpeter denominó la “destrucción creativa” y que desemboca justamente en la incorporación al<br />

mercado de libre competencia económica, de un bien o servicio “nuevo”. En su obra Capitalismo,<br />

Socialismo y Democracia, Schumpeter (1996:120) escribe: “El mismo impulso fundamental que<br />

pone y mantiene en movimiento a la maquinaria capitalista procede de los nuevos bienes de<br />

consumo, de los nuevos métodos de producción y transporte, de los nuevos mercados, de las nuevas<br />

formas de organización industrial que crea la empresa capitalista”. Al parecer la innovación es<br />

simplemente lo nuevo, puesto en el mercado.<br />

El economista austríaco estaba convencido que una especie de constante mutación industrial<br />

(como él mismo la llama), se encarga de proporcionar al sistema capitalista, no solamente los<br />

elementos necesarios a las empresas para acompasarse a las necesidades sociales de las distintas<br />

etapas históricas, sino que constituye un proceso indispensable para su sobrevivencia dentro del<br />

sistema. Un proceso por cierto generado al principio, desde adentro de las propias empresas<br />

(endógeno).<br />

Hoy en día y poco a poco el empresariado ha adoptado medidas cada vez más audaces y<br />

directas, para “escuchar la voz” de sus clientes, adaptarse (innovación exógena); y entonces ofrecer<br />

productos que satisfagan al mercado. En pleno siglo XXI, pocos empresarios alegarían que<br />

desconocen la importancia de ajustar sus procesos, instalaciones y formas de atención a lo que el<br />

cliente pida; vivimos efectivamente en una especie de Dictadura del Clientetariado.<br />

La historia contemporánea referente a la competencia de grandes empresas, por diseñar y<br />

colocar en el mercado por ejemplo nuevos modelos de teléfonos celulares y artefactos electrónicos<br />

para masificar información, es una muestra fehaciente de lo que significar innovar. Y aquellas<br />

marcas o compañías que no supieron o pudieron hacer frente a las agresivas innovaciones de la<br />

competencia, simplemente han desaparecido o su participación en el mercado -otrora<br />

impresionante, como por ejemplo los aparatos denominados Blackberry- ha decaído<br />

estrepitosamente.<br />

Esta dinámica permanente de creación de nuevos productos y formas de producción, supera -<br />

según Schumpeter- la visión de la tradicional de guerra de precios como arma para abatir a la<br />

competencia. Se trata pues de añadir valor a la producción, a la par que se abaten costos, si<br />

utilizamos el lenguaje de los modernos estrategas económicos empresariales.<br />

3

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!