Adviento-Navidad

Para la PARROQUIA
Meditación
Al contemplar a Cristo Sacramentado, contemplamos a
quien es la Misericordia. Muchos de nosotros somos mayores.
Nuestra vida nos ha proporcionado la grata experiencia de
que ese Dios a quien adoramos, ese Dios que un día se hizo
hombre, siempre está con nosotros y que nunca nos abandona.
A lo largo de toda nuestra existencia, con nuestras alegrías
y sufrimientos, con nuestra juventud y ancianidad, con nuestras
esperanzas y desalientos, con nuestra salud y nuestras
enfermedades… siempre nos hemos sentido acompañados,
guiados, amparados por nuestro Dios que es misericordioso.
Y sabemos que cuando Él llegue en el último día, o cuando
subamos a la presencia del Padre, seguirá teniendo compasión
de nosotros, porque Él siempre está con cada uno de
sus hijos. Confiamos en su infinita misericordia y en ella nos
sentimos seguros y confiados, porque nos habla del amor
infinito de Dios para con todos nosotros, a pesar de nuestros
pecados, a pesar de nuestras faltas de amor… a pesar de
nuestras faltas de misericordia para con nuestros hermanos.
Si Dios es misericordioso, seámoslo también nosotros, especialmente
con todos los que nos cruzamos en el camino de
la vida. Contemplemos el misterio de la divina misericordia,
vislumbrado en el Sacramento del Altar. Para ser también
nosotros misericordia, alimentémonos del Pan eucarístico,
bebamos de la fuente de toda misericordia, contenida en
el Cáliz eucarístico. ¡Bebamos del Cáliz de la Misericordia!
Oración en silencio.
Preces
Por la santa Iglesia de Dios, por nuestro santo Padre el
Papa Francisco: para que toda la comunidad cristiana le
apoye y secunde en su ministerio apostólico, roguemos
al Señor.
Por nuestra Iglesia en Valencia: para que unida a su Obispo
Antonio, progrese en la unidad del amor y se alegre al acoger
a nuevas y generosas vocaciones, roguemos al Señor.
Para que Cristo, único salvador del mundo, pan y vino
para la vida eterna, sea conocido por todos los hombres
y llegue a ellos la alegría y la esperanza de su Evangelio,
roguemos al Señor.
Por las autoridades de nuestro lugar, de nuestra comunidad
y nuestra nación, y por todos los pueblos de la tierra:
para que Dios Padre misericordioso les ayude a realizar
en paz su pleno desarrollo, dé sustento a todo el mundo,
y se muestre benigno con cuantos invocan su nombre,
roguemos al Señor.
Por las parroquias y comunidades religiosas y por todos
los devotos del Santo Cáliz: para que fomenten la devoción
hacia este bendito recuerdo de la Última Cena, roguemos
al Señor.
Por nuestra asamblea: para que quienes comemos de un
mismo pan y bebemos de un mismo cáliz vivamos cada
vez más la comunión eclesial, unidos en Cristo, roguemos
al Señor.
Cáliz de la Misericordia
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