Adviento-Navidad
Cuaderno-ADVIENTO-NAVIDAD-2015-2016
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Para la LITURGIA<br />
Para la homilía<br />
Celebramos hoy la fiesta del Bautismo del Señor con la<br />
que concluimos el Tiempo de <strong>Navidad</strong> y damos paso al<br />
Tiempo Ordinario. Podemos preguntarnos: ¿por qué el<br />
tiempo de <strong>Navidad</strong>, dedicado al nacimiento y la infancia<br />
de Jesús, concluye con el Bautismo, en el que Jesús ya<br />
tiene treinta años? ¿Qué relación hay?<br />
La liturgia de este día responde, a través de la Palabra de<br />
Dios —que hemos tomado de las lecturas propias para<br />
este ciclo C— y de las oraciones, a esta pregunta. La primera<br />
lectura habla de un crimen, de unos pecados que<br />
han de ser pagados, pero remite a la esperanza, hay un<br />
consuelo: insta a preparar el camino porque la mano del<br />
Señor ha pagado su crimen, Dios llega con poder y su<br />
gloria va a revelarse a todos los hombres.<br />
Es lo mismo que refleja el salmo: aparece Dios con todo<br />
su poder, Dios soberano, Dios como aquél del que toda la<br />
creación espera su sustento y que tiene el poder de dar la<br />
vida y de hacer una nueva creación. El cumplimiento de<br />
esta esperanza y este deseo, la concreción del consuelo<br />
que anuncia el profeta, se hace patente en el bautismo<br />
de Jesús.<br />
Lucas enmarca este relato con abundantes datos históricos,<br />
queriendo mostrar la importancia de este acontecimiento<br />
para la Historia de la Salvación: Jesús, que es<br />
el Verbo Encarnado nacido de María, sale de Nazaret.<br />
Allí ha ido creciendo en estatura, sabiduría y gracia, pero<br />
ahora se pone a la cola del bautismo, un bautismo de penitencia<br />
para el perdón de los pecados. Aparentemente se<br />
trata de una contradicción, Jesús no ha cometido pecado,<br />
no necesita de conversión. Sin embargo, el bautismo<br />
aparece como una consecuencia de la Encarnación.<br />
Jesús se ha encarnado en una humanidad marcada por<br />
el mal y el pecado; el hacerse bautizar por Juan, es hacerse<br />
plenamente solidario con la situación de los hombres:<br />
Jesús, Dios hecho hombre, viene a hacerse cargo de<br />
la naturaleza corrompida del hombre, de todo hombre.<br />
Por eso el Bautismo es el término de la <strong>Navidad</strong>, porque<br />
es el culmen de la Encarnación.<br />
Como proclamaremos en el prefacio de la plegaria eucarística,<br />
el signo del bautismo es para que creamos que<br />
Cristo (el mesías esperado) se encontraba presente entre<br />
los hombres, y el descenso del Espíritu, para que comprendamos<br />
que el hijo era ungido con el óleo de la alegría<br />
y enviado a evangelizar a los pobres.<br />
La presencia de Dios entre los hombres ya no está en el<br />
Templo de Jerusalén, sino en Jesús, el Hijo, el amado, el<br />
predilecto, habitado por el Espíritu Santo. Y éste ha salido<br />
de Nazaret para una misión concreta: el anuncio de<br />
la llegada del Reino de Dios. Este anuncio no es como<br />
el del Bautista, que alentaba a escapar de la ira divina,<br />
Cáliz de la Misericordia<br />
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