You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
emparentados con coetáneos
americanos como Love, The Left
Blanke, los Honeybus de Pete
Dello o los ingleses Hollies del
“Bus stop”. Envolvente, sugerente
y mágica, en definitiva, “She’s not
there” es el inicio de todo.
Su segundo single, “Leave me be”
no funciona tan bien y en Decca
comienzan a dudar del potencial
de la banda. Sin embargo,
en plena fiebre de la british
invassion, “She’s not there” ha
alcanzando ni más ni menos
que el número 2 en las listas del
Billboard de los Estados Unidos,
decidiendo entonces girar por el
país americano, mercado que fue
crucial en el particular devenir
de la banda británica. Su primera
incursión fue mediante una gira
de diez días junto a Ben E. King,
en la que la histeria se desató por
completo. Un nuevo single (“Tell
her no”) precede a su primer larga
duración, “Begin here”. Decca se
muestra poco hábil a la hora de
promocionar a la banda y el interés
que despierta pese a la brillantez
de su trabajo va menguando en
el mercado británico, totalmente
saturado con los trabajos de
grupos con una imagen mucho
más agresiva (imaginaos a un
joven Steve Marriott y su imagen
mod y comparadle con un pulcro
Colin Blunstone). De hecho, en
1967 dejan Decca y fichan por CBS
con la intención de grabar el que
sería su último trabajo de estudio,
puesto que la desilusión se instala
en los miembros de la banda y han
perdido por completo el interés
en triunfar, decidiéndose tan solo
grabar lo que les apetece, dejarse
llevar sin presiones exteriores,
solo por el mero placer de crear
música.
Recuerdo el verano de 2006.
Aún era época de disfrutar con
intensidad de la época estival,
de su añorada sensación de
retiro espiritual en la playa, de
abandonarse al hedonismo y a la
ensoñación veraniega. Acababa
de llegar a la residencia familiar
con la maleta llena de discos
recién comprados, uno de ellos
recomendado por varios amigos,
con su reluciente bolsa que
nunca tiré, como si intuyese que
aquello que envolvía no era un
cd sino una joya, una obra de
arte. Efectivamente, esa copia
del “Oddessey and Oracle” fue la
banda sonora de aquel verano,
y esos coros estuvieron tan
presentes como las propias olas
del mar. ¿Cómo no quedarse
prendado con las melodías del
inicial “Care of cell 44”? Una y
otra vez cantaba ese estribillo,
“Feels so good you’re coming
home soon!”, incluso cuando no
la escuchaba resonaba en mi
cabeza, es imposible componer
algo tan bello, si en el día más
apesadumbrado recurres a “Care
of cell 44” para recuperar las ganas
de vivir y no lo consigues, nada
lo hará. Los ecos al “Pet Sounds”
son obvios (había sido publicado
apenas cinco meses antes), pero
todo el genio de Brian Wilson no
grabó nunca nada tan sublime.
Además, fueron la primera banda
en entrar en los estudios después
que los Beatles acabaran “Sgt.
Pepper’s”, encontrándose con
equipo de los de Liverpool aún
allí, como el mellotrón de John
Lennon, el cual obviamente les
faltó tiempo para usar. No sólo
eso, sino que pudieron grabar
en cuatro pistas por primera
vez, como los Beatles, y utilizar
incluso sus mismos ingenieros
de sonido. Era un disco sin duda
cocinado bajo los efluvios de dos
de los discos más innovadores
de la época, imposible que tanto
talento no fuera recompensado
bajo esas circunstancias.
La colección de temas es sublime.
Tras “Care of cell 44”, “A Rose
for Emily” bajan el ritmo pero
no la belleza, una canción de
amor juvenil (¿qué juventud
escribe canciones así?) en la
que el piano de Argent articula
la composición junto a la voz de
Blunstone y los juegos vocales
de toda la banda (todos cantaban
en el grupo), una lánguida carta a
Emily, que no encuentra el amor
a pesar de que el amor está por
todas partes. “Maybe After He’s
Gone” recupera el tono coral.
De nuevo el piano, los coros y la
voz de Blunstone te llevan de la
mano, el amor ausente, los días
en los que solo sueñas con ella.
“Maybe after he’s gone, she’ll
come back, love me again” repite
el estribillo, y con cada repetición
la ausencia se te hace más bella.
Los sonidos más barrocos se
hacen presentes en “Beechwood
Park” y “Brief Candles”, dos piezas
espectaculares que comienzan
casi sin querer y que desembocan
en esas melodías corales tan
asombrosas, un Blunstone
sublime junto a unos teclados más
cercanos al clavicordio. De nuevo
los Beach Boys resuenan a lo lejos,
pero incluso más precisos si cabe.
Es que no puedes evitar acordarte
de Brian Wilson, qué increíble
habría sido unirlos en un estudio
de grabación, en “Changes” se
hace evidente, el propio Argent
ha reconocido recientemente la
influencia que el “Pet sounds”
ejerció sobre ellos a la hora de
26