Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Episodio VIII. Los últimos Jedi: Haters, back off!
Mis primeros recuerdos
relacionados a Star Wars (que
entonces se llamaba “La guerra de
las Galaxias”) se remontan a casi
cuarenta años atrás, desde que
fui a ver el Episodio IV con mis
padres al cine. Luego disfruté
los numerosos cómics de las
películas que me compraba
compulsivamente entre los Don
Mickey y los Mortadelo (en una
época sin soportes digitales,
tener un cómic en el que se
“reproducían” todas aquellas
maravillosas escenas era lo
máximo). Curiosamente no tengo
recuerdo alguno de ver “El Imperio
Contraataca”, aunque sí de “El
retorno del Jedi”. Desde entonces
mi fascinación por el universo
Star Wars no disminuyó ni un
ápice. Ahora todo dios parece ser
un fan acérrimo, pero hasta que
se estrenó el (terrorífico) Episodio
I en el 2000, los fans enfermizos de
la saga éramos catalogados como
bichos raros, como freaks, para
que nos entendamos.
Estamos en 2017, Disney se
ha hecho con Lucas Film y la
compañía del ratón ha echado el
resto en el desarrollo de una nueva
trilogía, asumiendo el enorme
riesgo de darle continuidad a
algo que se hizo hace décadas. El
Episodio VII se acogió con mucho
interés y la expectación por saber
qué eran capaces de hacer con la
historia (tras el lamentable fiasco
de la segunda trilogía perpetrada
por Lucas) fue enorme. Yo la
disfruté, fui a verla al cine dos
veces, tuve el enorme placer
de llevar por primera vez a mi
hija Lucía a ver una película de
Star Wars (complicado explicar
qué significó para mí algo
aparentemente tan nimio). Sin
embargo, el transcurrir del tiempo
me dejó un poso extraño, como
si las burbujas producidas por
la excitación inicial hubieran ido
deshaciéndose y por fin pudiera
ver el cuadro como realmente
es. Y la sensación es que el
Episodio VII fue en cierta medida
decepcionante, y por desgracia
el recuerdo de un Harrison Ford
acartonado corriendo por el
Halcón Milenario es la primera
imagen que me viene a la cabeza
de aquella cinta. La segunda
imagen que me viene es la
inclusión de una enésima estrella
de la muerte. Buenos momentos
los hay sin duda (Rey es un gran
personaje, el ser supremo mola,
me gusta Keylo Ren, las batallas
son cojonudas…), pero el regusto
final es de ocasión perdida.
De esta forma, rebajada la
expectación de encontrarnos con
una nueva trilogía potente, y a
pesar de un fantástico “Rogue
one”, la forma de encarar este
nuevo episodio era, sin duda, la
menos excitante desde que salí
sin entenderle una sola palabra
a Jar Jar Binks. La idea de que
volvieran a repetir los mismos
patrones ya conocidos o la
inclusión de un ridículo personaje
en forma de “ratón-cute” como
el Gru bebé de “Guardianes de la
galaxia 2”… hacían que me temiese
lo peor: La magia se diluyó
finalmente, Disney ha terminado
por convertir “Star Wars” en un
proyecto de mercadotecnia… En
definitiva, poco o nada podía (o
quería) esperar. Así que fui al cine
con una falta de excitación inusual
en mí. Y sin embargo…
Sin embargo “Episodio VIII. Los
últimos Jedi” me ha parecido una
continuación dignísima de la saga.
Sin ser ni mucho menos perfecta,
ha conjugado muchos de los
elementos que hacen de Star Wars
algo tan especial. De entrada,
y aunque sigan apareciendo
elementos de episodios
anteriores, la sensación general es
que trata de dar un paso adelante
dejándolos atrás y adquiriendo
personalidad propia (Keylo y
Rey parecen darlo a entender tras
la lucha, “dejemos atrás lo viejo”,
repite Keylo continuamente).
Los paralelismos con historias
ya contadas son inevitables, y
sin embargo los giros del guión
consiguen que durante su extenso
metraje uno no deje de estar
enganchado a la historia que nos
cuenta (salvo la evitable historia
de Finn y su nueva amiga para
32