Edición 2 | 2023
Dios le Puede Cambiar el Futuro
Dios le Puede Cambiar el Futuro
- No tags were found...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Nací en 1938,<br />
justo antes de que comen<br />
zara la Segunda Guerra Mundial. Hace<br />
más de ocho décadas que estoy en esta tierra<br />
y créame que he visto de todo.<br />
El rey Salomón sabía de qué hablaba cuando<br />
reflexionaba sobre la vida. El cambio es permanente<br />
y todo tiene su tiempo (Eclesiastés<br />
3:1–8). Y, a veces, Dios le asigna a nuestra vida<br />
el propósito y el significado más impensado en<br />
los momentos más difíciles.<br />
He experimentado gozo, tristeza, sufrimiento<br />
y satisfacción; a veces, todo al mismo tiempo.<br />
Con los años, las circunstancias fueron cambiando<br />
para mí, pero siempre supe esto: pase<br />
lo que pase, Dios estará a mi lado.<br />
Tuve padres cariñosos y una infancia normal,<br />
pero no éramos cristianos. Mi abuela cantaba<br />
himnos hermosos y nos enseñó a orar antes<br />
de cada comida, pero no aprendí nada que me<br />
ayudara a entender la importancia de tener<br />
una relación con Jesús.<br />
LA HISTORIA<br />
DE PATRICIA BORGES<br />
Pasé 45 años con mi primer esposo y juntos<br />
criamos cinco hijos hermosos. Frank fue el<br />
primero en invitar al Señor a entrar en su<br />
corazón. Un amigo le había estado hablando<br />
de Jesús, y el Espíritu Santo estaba trabajando<br />
en su corazón, preparándolo para<br />
guiar a nuestra familia en la fe cristiana.<br />
A las dos semanas, Frank me llevó a ver<br />
Rey de Reyes, una película sobre la vida de<br />
Jesucristo. No sentí el menor entusiasmo y<br />
pasé casi toda la película fumando afuera.<br />
Volví a entrar justo a tiempo para ver la crucifixión<br />
de Jesús. Vi cómo lo clavaban en la<br />
cruz y, a mis 23 años, algo estalló dentro de<br />
mi corazón y me entregué a Jesús. Lloré,<br />
pedí perdón por mis pecados y le di el control<br />
total de mi vida.<br />
Esa noche el Espíritu Santo encendió una<br />
llama dentro de mí para que atrajera almas.<br />
Quería ir tocando puerta por puerta, hablándole<br />
a todo el mundo del amor y la gracia<br />
de Cristo. Mi esposo y yo trabajamos juntos<br />
en la iglesia y nos propusimos estudiar<br />
la Palabra de Dios y criar a nuestros hijos en<br />
un hogar que lo honrara (Deuteronomio 6:6–7).<br />
No es que nuestro matrimonio no enfrentara<br />
dificultades, pero con la guía de Dios logramos<br />
pasar juntos todas las tormentas, hasta que el<br />
Señor llamó a Frank a su seno en el año 2000.<br />
El Señor tuvo la bondad de no dejarme sola<br />
demasiado tiempo. Poco después, un maravilloso<br />
hombre de Dios se cruzó en mi camino.<br />
Lester era un pastor retirado que amaba al<br />
Señor y le encantaba mi entusiasmo al servir a<br />
los demás y dar a conocer el Evangelio. Formamos<br />
un gran equipo para Jesús hasta que se enfermó.<br />
Tuve el privilegio de cuidarlo hasta que<br />
perdió su batalla contra el Alzheimer. Enviu dé<br />
otra vez, después de apenas dieciséis años.<br />
Tras la muerte de mi segundo esposo, se<br />
instaló en mi vida una soledad muy pesada.<br />
Nunca había estado tan sola. No tenía idea<br />
de cómo sobrevivir por mí misma. Me había<br />
casado tan joven y lo único que sabía era ser<br />
esposa y madre. Ahora ya era tatarabuela y por<br />
cierto había tenido una vida plena.<br />
El miedo se apoderó de mí. No quería quedarme<br />
sentada y convertirme en alguien inútil<br />
para Dios ni para nadie más. “Padre”—oré—<br />
“todavía me queda vida. Por favor, no me<br />
guardes en un cajón. Quiero que me utilices.<br />
¿Dónde me necesitas?”.<br />
Sentí la risa del enemigo al oído. “¿Cómo podría<br />
Dios hacer algo con alguien de tu edad?”.<br />
No tuve problema en recordarle a Satanás<br />
que era un mentiroso y un perdedor. Dios todavía<br />
tenía una tarea para mí. Solo que todavía<br />
no sabía cuál sería.<br />
Clamé con insistencia a mi Buen Pastor durante<br />
esa estadía en un valle tenebroso. Él era<br />
el único que me podía sacar de allí (Salmo 23),<br />
y me aferré a Él para que me ayudara.<br />
Decidida a no caer en el pozo de desesperación<br />
y depresión seguí llamando, pidiendo<br />
y buscando para que Dios me dijera qué hacer<br />
(Mateo 7:7). No sabía cómo, pero sí sabía que<br />
respondería a mis oraciones.<br />
Dios me recordó que Moisés también tenía<br />
80 y pico de años cuando Él le pidió que libera ra<br />
a los israelitas del cautiverio. Y cuando Moisés<br />
le manifestó sus dudas, Dios lo hizo emprender<br />
el camino, prometiéndole que lo acompañaría<br />
a cada paso. De hecho, Dios le dijo a Moisés que<br />
ya tenía en su mano todo lo que necesitaba para<br />
cumplir la tarea que tenía para él (ver Éxodo 4).<br />
FOTO DE DOUGLAS BOYD<br />
22s Número 02 / <strong>2023</strong> VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM