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Edición 2 | 2023

Dios le Puede Cambiar el Futuro

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vez. Y otra vez. Cada vez, algo distinto me saltaba<br />

a la vista.<br />

“Su poder actúa mejor en mi debilidad”.<br />

“Su poder actúa mejor en mi debilidad”.<br />

“Su poder actúa mejor en mi debilidad”.<br />

Dios me iluminó el corazón y la mente<br />

mientras meditaba sobre este versículo y me<br />

di cuenta del contraste entre mi debilidad y el<br />

poder de Dios. Estar debilitada me permitió<br />

experimentar la amplitud del poder de Dios.<br />

Me hizo ver el poder de Dios en acción y me di<br />

cuenta que la adversidad no era mi enemiga.<br />

No era por lo que debía orar inmediatamente<br />

para librarme de ella.<br />

Pero no me gustaba sentirme desolada<br />

ni débil. Siempre fui una persona que está<br />

al control, tan confiada en mí misma como<br />

se puede ser. Y sin embargo…nunca parecía<br />

lograr el resultado que deseaba. Honestamente,<br />

a menudo empeoraba las cosas. Y<br />

eso me llevó a sentir pena por mí misma y<br />

amargura.<br />

Era un vivo ejemplo de la Palabra de Dios<br />

en Jeremías 17:5: “Malditos son los que ponen<br />

su confianza en simples seres humanos, que<br />

se apoyan en la fuerza humana y apartan el<br />

corazón del Señor” (NTV).<br />

El Señor me enseñó que confiar en mí misma<br />

me había impedido tener una relación<br />

personal profunda con Él. Espiritualmente,<br />

era una cristiana vacía que creía que tenía<br />

todo bajo control.<br />

La detención de mi hijo fue una situación<br />

sobre la que no tenía control alguno. Mi hijo<br />

estaba enfrentando una condena importante<br />

y por más que hiciera o confiara en mí misma,<br />

nada podía cambiar las consecuencias.<br />

Por primera vez en mi vida necesitaba a Dios<br />

desesperadamente. Sin Su intervención y<br />

ayuda, me habría ahogado en un mar de<br />

problemas.<br />

Y fue ahí cuando empecé a detectar la presencia<br />

de Dios en mi vida. Todo el tiempo me<br />

animaba y me preguntaba: “¿Confías en Mí?”.<br />

Me gustaría poder decir que me rendí y<br />

le dije que sí inmediatamente, pero no fue<br />

fácil. Después de todo, se trataba de mi hijo.<br />

¿Cómo podía confiar en que otro se ocupara<br />

y lo amara más que yo?<br />

Batallé con Dios durante meses, hasta que<br />

mi hermano me envió copia de un artículo sobre<br />

una madre desesperada y su hijo pródigo.<br />

Esa mujer hablaba sobre un sueño en<br />

el que decía una oración por su hijo, lo<br />

tocaba con la sangre de Jesús y luego le<br />

preguntaba a Dios: “Y ahora ¿qué?”. Dios<br />

le dijo que le dejara a su hijo. Luego ella<br />

contaba que puso a su hijo a los pies de la<br />

cruz y confió en el amor de Dios.<br />

Para cuando terminé de leer el artículo,<br />

estaba llorando con lágrimas de gozo y<br />

alivio mientras Dios le hablaba a mi corazón.<br />

Me invitó a dejarle a mi hijo a Él y a<br />

que confiara en Su amor. No, yo no podía<br />

estar con Brett. No podía ayudarlo.<br />

Pero Dios sí, y lo iba a hacer.<br />

Ese día puse a mi hijo en los brazos amorosos<br />

de mi Padre celestial. Encontré alivio<br />

de inmediato cuando Él me quitó esa carga<br />

pesada de los hombros.<br />

Después, oré con más confianza. Empecé<br />

a acercarme sin vergüenza al trono<br />

de gracia de Dios para pedirle la ayuda que<br />

necesitaba (Hebreos 4:16). Le pedí a Dios<br />

que enviara al Espíritu Santo para consolar<br />

y dar fuerzas a mi hijo (Juan 14:16)<br />

y que pusiera cristianos en su camino<br />

para guiarlo y compartir con él el amor<br />

de Jesús. El Espíritu de Dios también me<br />

dio consuelo a mí. Ya hacía unos años<br />

que Brett estaba cumpliendo su condena<br />

cuando me enteré de un ministerio<br />

carcelario llamado Kairos. Fui a una reunión<br />

de orientación para un grupo de<br />

voluntarios de la ciudad que organizaban<br />

fines de semana en una cárcel de mujeres,<br />

con la intención de formar una comunidad<br />

cristiana allí.<br />

Me sentí atraída al ministerio cuando oí<br />

historias de cómo se estaban transformando<br />

vidas. Dios me había guiado a ese lugar<br />

y me había preparado para ese momento.<br />

Recordé cuando le pedí a Dios que pusiera<br />

creyentes en el camino de Brett en la<br />

cárcel. Ahora el Señor me estaba llamando<br />

para entrar en el camino del hijo preso de otra<br />

persona y ser ejemplo vivo del amor de Cristo.<br />

Esos fines de semana con Kairos fueron<br />

una bendición para mí. ¡Me sentía tan a gusto!<br />

Había cerrado el círculo, desde que me<br />

la mentaba por ser la persona maldita en<br />

Jeremías 17:5 a ser testimonio viviente de<br />

Romanos 8:28. Por amar al Señor y poner en<br />

práctica Sus propósitos, Él se estaba ocupando<br />

Ahora el Señor me estaba llamando para<br />

entrar en el camino del hijo preso de otra<br />

persona y ser ejemplo vivo del amor de Cristo.<br />

Paula y Brett en la<br />

graduación universitaria de<br />

ella y luego en la graduación<br />

de secundaria de él.<br />

VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />

Número 02 / <strong>2023</strong><br />

9s

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