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Edición 2 | 2023

Dios le Puede Cambiar el Futuro

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Y USTED<br />

¿POR<br />

QUÉ NO?<br />

LA HISTORIA DE<br />

SIMONE BRYANT<br />

Acepté la presencia de Dios<br />

desde muy chica. Recuerdo que a<br />

los cuatro años estaba en la iglesia<br />

bailando alrededor del altar<br />

y alabando a Dios. Mi cuerpito se<br />

inundaba de gozo y paz mientras<br />

saltaba gritando Su nombre.<br />

Me encantaba estar en la iglesia,<br />

cerca de gente de Dios y<br />

yo amaba a Dios. Sin embargo,<br />

no lograba imaginar que Dios<br />

pu diera amarme. Era algo tan<br />

grande y yo era tan pequeña.<br />

¿Qué podía tener para ofrecerle<br />

a Dios? Yo no era nadie.<br />

No recuerdo un momento en<br />

que no me sintiera insegura. Mi<br />

poca autoestima era consecuencia<br />

de situaciones que viví en mi<br />

infancia. Tenía seis años cuando<br />

a mi mamá le quitaron la custodia<br />

mía y de mi hermano Simon y nos<br />

pusieron en un hogar sustituto.<br />

Mi papá nunca estuvo en mi vida.<br />

Mamá tenía una enfermedad<br />

mental que le impedía ocuparse<br />

bien de sus siete hijos. A mis tres<br />

hermanos mayores y mis dos hermanas<br />

menores también los sacaron<br />

de la casa y los pusieron en<br />

distintos hogares. El sistema de<br />

hogares sustitutos no tuvo compasión<br />

con ninguno de nosotros.<br />

La ausencia de padres y hermanos<br />

lastimó mi corazón y mi<br />

mente. Me sentí abandonada,<br />

sola, rechazada y no deseada. Recuerdo<br />

que miraba por la ventana<br />

de mi hogar sustituto y me preguntaba<br />

cómo sería mi vida. ¿En<br />

qué me convertiría? ¿Siempre iba<br />

a ser así? ¿Alguna vez llegaría a<br />

ser alguien en este mundo?<br />

Eran preocupaciones demasiado<br />

grandes para una nena de seis<br />

años, pero a esa edad ya sabía que<br />

mi futuro no era nada prometedor.<br />

Era una chiquilla pobre y sin familia.<br />

¿Qué esperanza podía tener?<br />

Miraba a los padres que retiraban<br />

a sus hijos de la escuela e<br />

imaginaba sus vidas. Los pensaba<br />

hablando de la escuela y después<br />

deteniéndose para comer algo<br />

rico a la tarde antes de ir a la casa.<br />

Extrañaba tener una familia y<br />

un lugar al que llamar “hogar”.<br />

Por estar en un hogar sustituto,<br />

mi tiempo en cualquier lugar era<br />

limitado. Siempre sentía como<br />

que me prestaban la familia de<br />

otra persona, porque invariablemente<br />

llegaba el día en que debía<br />

devolver todo.<br />

Cuando tenía 9 años, la Secretaría<br />

de Servicios Sociales de<br />

Massachusetts decidió separarnos<br />

a Simon y a mí, pero la Sra.<br />

Edna—una asistente social muy<br />

amorosa—se comprometió a<br />

mantenernos juntos. Ubicó a una<br />

tía y un tío en Carolina del Norte<br />

y les explicó nuestra situación;<br />

ellos nos recibieron en su casa.<br />

FOTO DE GERI SIMPKINS PHOTOGRAPHY<br />

26s Número 02 / <strong>2023</strong> VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM

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