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J5ORA.SA OOYA.47-7Q tELEPQNOS - Fundación Diario Madrid

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AL FIN, FÚTBOL DE ATAQUE<br />

"A la rueda, rueda..." Esto parecen indicarnos los jugadores suizos en la fotografía superior, en la que vemos rodear a un jugador español.<br />

En la que está encima de estas líneas, nuestros seíeccionádos se abrazan jubilosos después de conseguir el solitario gol, ante el gesto de<br />

desconsuelo de un adversario<br />

PRET A PBRTERr<br />

j[9©@<br />

* if: * * * * *ir*"* * * * *<br />

Todos los estilos que<br />

presenta la nueva MODA<br />

en una espléndida variedad<br />

de modelos cuidadosamente<br />

seleccionados<br />

mmülm3mm<br />

C= S. JERÓNIMO 5<br />

lAVAimMUOAOillÍLteFiii<br />

Desde Valencia, RAMÓN MELCON<br />

Sin embargo, al Itüclarse el<br />

partido con el equipo español<br />

lanzado abiertamente al ataque<br />

y utilizando con frecuencia a<br />

Claramunt y Rojo, que hacían<br />

un fútbol decididamente de extremos,<br />

se llegó a creer que la<br />

incógnita que viene manteniéndose<br />

desde hace tiempo acerca<br />

de Ja posibilidad de que la selección<br />

española no se aferré<br />

obstinadamente a tácticas exclusivamente<br />

defensivas, se iba<br />

a despejar favorablemente.<br />

SISTEMAS<br />

En este encuentro se dilucidaban<br />

varias co§as: una de<br />

ellas, la ya apuntada de los sistemas<br />

de juego; la otra, la capacidad<br />

que nuestros futbolistas<br />

pudieran tener para sacar partido<br />

de esa táctica de ataque,<br />

a la que no están acostumbra-<br />

Campo: estadio de Mestalla. Partido televisado y escasa<br />

entrada. Terreno de juego en malas condiciones,<br />

que perjudicó sensiblemente a los dos equipos.<br />

Marcador: España, 1 (Bustillo); Suiza, 0.<br />

Alineaciones: España.—Sadumí; Torres, Gallego, Vidagañy;<br />

Zabalza, Guedes; Clamarunt (Ufarte), Grosso,<br />

Bustillo, Velázquez y Rojo.<br />

Suiza. — Prosperi; Ramseier, Tacchella, Perroud;<br />

Baumgartner, Citherlet; Brenna (Kunzli), MüUer, Odermatt,<br />

Kuhr y Jeandupeux (Vuillemier).<br />

Arbitro: Dirigió el partido el colegiado francés señor<br />

Pierre Lacoeste, auxiliado por jueces de línea de la misma<br />

nacionalidad. No tuvo dificultades en su labor por<br />

la corrección de ambos equipos.<br />

VALENCIA. (Por teléfono, de<br />

nuestro enviado especial.)—El<br />

apagón que sufrió el campo de<br />

Mestalla cuando iba a comenzar<br />

el encuentro de anoche entre<br />

Suiza y España, y que duró<br />

cerca de tres cuartos de hora,<br />

pareció algo así como un<br />

anuncio de lo que iba a ser la<br />

contienda, que se llegó a pensar<br />

que habría de suspenderse definitivamente.<br />

Si el ambiente<br />

estaba frío, tanto por la temperatura<br />

como poi la escasa<br />

animación de los graderlos<br />

donde no había más de 6.000<br />

personas, tal vez como conse<br />

cuencia seguramente de ser re<br />

transmitido el encuentro por te<br />

levisión, acatrá por adquirir un<br />

tono aburrido con aquella obligada<br />

espera, que los equipos to- •<br />

leraron durante algún tiempo,<br />

para luego optar por el abandono<br />

del terreno.<br />

dos por culpa de la general tendencia<br />

que existe en los equipos<br />

de Club a dar más impc»:tancia<br />

a la destrucción del Juego<br />

adversario que a la creación<br />

del propio. Y aquellos comienzos<br />

abrían camino a la esperanza;<br />

una esperanza que en<br />

realidad no se ha disipado por<br />

completo, pese a la mínima ven.<br />

taja que nuestra selección consiguió<br />

frente .a un conjunto ^como<br />

el suizo, qu« lucÍ5 un mejor<br />

Juego de equipo que el de aquélla,<br />

pero al que faltó eficacia<br />

m los momentos decisivos.<br />

Porque realmente esta vez no<br />

juede censurarse ni a nuesros<br />

jugadores ni a los encardados<br />

de ordenar las maniotiras<br />

del equipo nacional, pues todos,<br />

atendiendo tal vez a sus propias<br />

convicciones o quizá porque<br />

decidieron ajustarse a la idea<br />

generalmente expresada por to<br />

critica, decidieron la organización<br />

de continuadas acciones<br />

ufensivas.<br />

Pero hubo diversas causas que '<br />

no permitieron sacar de éstas<br />

el provecho deseado. En primer<br />

lugar, la falta de hábito<br />

por parte de nuestros dela,nteros<br />

de practicar ese juego de<br />

ofensiva-; después, la mala suerte<br />

que les acompañó repetidas<br />

veces, y en gran parte también<br />

el pésimo estado del terreno de<br />

Mestalla, que quitó precisión a<br />

muchos pases, originó fallos de<br />

bulto y destrozó muchas jugadas<br />

de muy buena calidad, que<br />

en otro terreno más adecuado<br />

habrían resultado mucho más<br />

productivas, naturalmente en favor<br />

de nuestra selección, en la<br />

que no todos sus componentes<br />

batallaron con idéntica tenacidad,<br />

sino que algunos terminaron<br />

como aburridos y dando la<br />

sensación de que les faltan aún<br />

condiciones para dar un óptimo<br />

rendimiento en esta clase<br />

de contiendas.<br />

TERRENO<br />

y viendo esos errores, incomprensibles<br />

sobre un terreno «n<br />

condiciones óptimas, se comprende<br />

que el equipo del Valencia<br />

juegue fuera de su campo<br />

mejor que en el de Mestalla.<br />

Porque en campo ajeno practica<br />

generalmente un fútbol de<br />

contrataque, en cuyos esporádicos<br />

avances puede sorprender<br />

al adversario confiado y con<br />

sus líneas de retaguardia voAs<br />

relajadas, en tanto que en el<br />

propio se ven obligados a buscar<br />

el gol con mayor frecuencia,<br />

y entonces es cuando se<br />

encuentran con esa enorme dificultad<br />

que crea el mal estado<br />

del terreno, donde resulta muy<br />

difícil hacer buen juego, llevar<br />

la pelota dominada, pasarla con<br />

temple y rematar con ciOTta<br />

facilidad en cuanto el disparo<br />

haya de hacerse a ra? del suelo.<br />

Nuestra selección' sufrió ayer<br />

las consecuencias de ese mal<br />

estado del campo, pues fueron<br />

muchos los avances bien llevados<br />

que se írustraban como<br />

consecuencia del irregular lióte<br />

del balón, en tanto que los<br />

suizos» acusaban jnenos tales defectos,<br />

porque su lat)or era más<br />

de destrucción y sus avances<br />

mucho menos frecuentes que lo?<br />

(Continúa en 1» pá(. sig.)

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