Los niños: Una cosecha significativa ¡Evangelizar a los niños es un ...

se afanan por llenar la habitación
del niño con cosas materiales: una
buena cuna, buenos juguetes, buena
ropa, una bonita decoración, etc.
Todo eso es bueno y apreciado, pero
si no se combina con lo esencial, que
es el calor humano de unos padres
amorosos, luego vemos a ese mismo
niño crecer para convertirse en un
ser amargado y solitario. El hogar
eres tú papá; el hogar eres tú mamá.
Las cosas materiales pueden faltar en
tu casa, pero tú nunca deberás faltar
en el hogar. Las cosas materiales son
reemplazables; pero tú eres único allí
en el hogar, tus abrazos, tus palabras,
tus sonrisas, tu voz, todo lo tuyo
representa el mundo para tus niños.
No los prives de eso; no cuesta nada y
vale mucho.
Las guerras y los niños
Unos científicos alemanes han
estado estudiando las consecuencias
de la II Guerra Mundial en los niños
que la vivieron. Ellos han encontrado
que a más de 60 años después todavía
existe depresión, insomnio y miedo
sin aparente justificación. Todo esto
está asociado a traumas producidos
durante esos años de dolor y muerte.
Se cuenta de un anciano que tenía
que ser llevado desde donde vivía
hasta el hospital pero no quería hacer
las maletas porque no deseaba ser
llevado al campo de concentración.
¿No es eso algo triste? Además
han encontrado casos en los cuales
todavía hay personas que corren
a esconderse cuando escuchan un
avión aproximarse. Esto se debe a que
piensan que van a ser bombardeados.
En adición, los científicos señalan
que “los sucesos dramáticos en la
infancia quedan grabados con mucha
más fuerza y permanecen más tiempo
en la mente que cuando se viven en
la edad adulta”.
Trayendo este tema hasta
nuestros días, muchos medios de
comunicación quieren hacernos
ver que los niños que caen muertos
en Irak, Afganistán, Colombia o
cualquier otro lugar, son un simple
daño colateral de esas guerras;
cuando la verdad es que con sus
vidas inocentes están pagando por
las decisiones de hombres que no
obedecen a Dios, sino a sus propios
designios. La Palabra de Dios dice
en Santiago 4:1: “¿De dónde vienen
las guerras y los pleitos entre vosotros?
¿No son de vuestras pasiones, las cuales
combaten en vuestros miembros?” La
verdad es que debemos de lamentar
la muerte de más de un millón y
medio de niños que han muerto
en medio de conflictos armados en
esta última década y por los más de
cuatro millones que han quedado
mutilados. A éstos se añaden los
que han quedado huérfanos, los que
han tenido que ser llevados como
refugiados a otros lugares distintos
a los lugares donde han nacido, y
además el hambre y las necesidades
fruto de las guerras. Todo esto está
causando estragos en los niños que
están en medio de los diferentes
conflictos armados. Necesitamos oración
y acción a favor de ellos.
Según UNICEF, durante este año
serán o han sido reclutados más de
250,000 niños por grupos armados.
¡Imagínese cuál será el futuro de éstos!
¿Qué será de la vida de estos niños,
si sobreviven, cuando lo único que
conocerán será el matar o morir? Una
frase utilizada por UNICEF es: “Los
niños no provocaron la guerra, y son
quienes más la sufren”.
Protección para los niños
Por otro lado, ¿es la guerra el
principal peligro de los niños del
mundo? No lo creo. De hecho,
estamos percibiendo que en las
grandes ciudades y capitales de naciones,
se está viviendo una guerra
cada día, en medio de la cual están
los niños. Hoy en día vemos cómo
los niños están siendo utilizados
como “mulas” (para transportar
drogas). También están siendo
secuestrados para luego ser utilizados
como objetos sexuales; niños contratados,
debido a su miseria, para
ser utilizados en la pornografía
infantil. Recientemente salió a la
luz pública el caso de un hombre
que tuvo secuestrada a su hija por 24
años, a la cual usó durante todo ese
tiempo como un instrumento sexual
y procreó varios hijos con ella. Todos
estos acontecimientos y muchos más
nos demuestran que los niños están
expuestos a constantes y numerosos
peligros. Mientras el pecado obra
todo esto, ¿qué estamos haciendo
nosotros, los hijos de Dios, a favor de
ellos? Necesitamos establecer buenos
planes de alcance, enseñanza y ayuda
para los niños que están a nuestro
alrededor. Nuestras congregaciones
deberían ser un paraíso. Debemos
convertir nuestras congregaciones
en lugares seguros y de bendición
para nuestros niños.
Jesús hablaba con nosotros, Sus
discípulos, cuando dijo en Mateo
19:14: “...Dejad a los niños venir a mí, y
no se lo impidáis...”
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