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Calvino - Sermones Sobre Job.pdf - Quechuas

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completa de importantes y bien conocidos pasajes. La versiÛn que <strong>Calvino</strong> ofrece del texto<br />

hebreo, tal como lo trasmite Nixon, es en sÌ de gran interÈs. El estudiante cuidadoso hallar·<br />

que una comparaciÛn de los textos de <strong>Calvino</strong> con las versiones aceptadas en inglÈs [castellano-ED.]<br />

es sumamente fructÌfera. Estos sermones compensar·n plenamente la lectura<br />

reiterada. Se los puede leer en por lo menos dos formas, estrictamente como sermones o bien<br />

como notas exegÈticas. Tratar de hacer ambas lecturas simult·neamente quiz· no haga justicia<br />

a ninguna de las dos.<br />

Repetidas veces <strong>Calvino</strong> establece lo que considerÛ la clave para el entendimiento del libro<br />

como un todo. Se recomienda al lector de asimilar firmemente y entender con toda claridad<br />

este punto. Leyendo la serie completa de los 159 sermones, este pensamiento clave emerge<br />

con creciente claridad tal como lo hiciera para los oyentes originales. Pero deberÌa recordarse<br />

que el SermÛn N 2. p. 37, de este volumen es el N 7 en la serie completa; y que el SermÛn N<br />

3. p. 46, es N 21. Consecuentemente se sugiere que el lector preste atenciÛn con especial<br />

cuidado, a lo que <strong>Calvino</strong> dice en el SermÛn N 1, p. 28, y donde comienza asÌ: "hemos de<br />

notar que a lo largo de toda la disputa <strong>Job</strong> defiende un buen caso, en tanto sus adversarios<br />

defienden un caso pobre. Pero, es m·s; <strong>Job</strong>, teniendo un buen caso, hace una defensa pobre,<br />

mientras que los otros, teniendo un caso pobre, hacen una buena defensa. Cuando hayamos<br />

entendido esto nos ser· como una llave para abrirnos todo el libro." El buen caso de <strong>Job</strong> es<br />

que la aflicciÛn no siempre es castigo, pero para el elegido es correcciÛn. <strong>Job</strong> presente una<br />

defensa pobre de su caso porque ofrece una arrebatada auto-defensa, excesiva autoafirmaciÛn,<br />

aparente oposiciÛn a Dios y pasiÛn descontrolada. El pobre caso de sus amigos es<br />

que la aflicciÛn constituye un castigo divino, administrado conforme a la medida del pecado de<br />

los hombres. Ellos hacen una buena defensa de su caso porque ofrecen afirmaciones acerca<br />

de Dios y el hombre que en su conjunto son ciertas y v·lidas, y que deben ser aceptadas en sÌ<br />

como la pura enseÒanza del EspÌritu Santo. Este pensamiento clave sobre un buen caso mal<br />

defendido y un caso pobre bien defendido reaparece numerosas veces en estos veinte<br />

sermones. El lector har· bien en consultar las expresiones representativas del mismo las que<br />

se encuentran en las p·ginas 57-60, 107-109, 117-119, 181-183, y antes de avanzar m·s all·<br />

del primer sermÛn. Es esencial comprender este punto principal.<br />

<strong>Calvino</strong> trata a <strong>Job</strong> de manera intensamente pr·ctica, como algo que vive, que respira.<br />

Como algo que palpita con realidad moral y espiritual. AllÌ se siente el pulso de <strong>Job</strong>. Los<br />

pasajes Èticos son prominentes, incluyendo a la familia, la sociedad, la iglesia y el estado tanto<br />

como a la vida del individuo. El marco legal tan caracterÌstico del pensamiento de <strong>Calvino</strong> est·<br />

totalmente ausente. Las relaciones forenses son mÌnimas. El pecado es orgullo m·s que<br />

desobediencia.<br />

La salvaciÛn es reconciliaciÛn m·s que justificaciÛn. El deber es sumisiÛn m·s que<br />

precepto. Ninguna disquisiciÛn de la vida ejemplar de <strong>Job</strong>, de sus luchas internas, de las<br />

disputas con sus consejeros, de la majestad de Dios. °He aquÌ la palabra viva! Ella tiene que<br />

ver con <strong>Job</strong> y su Dios, con <strong>Job</strong> y sus amigos, con <strong>Job</strong> consider·ndose a sÌ mismo. Y <strong>Job</strong><br />

siempre es cada creyente, todo lo cual constituye buena predicaciÛn.<br />

No habremos conocido bien a <strong>Calvino</strong> hasta no haber oÌdo distintivamente su acento en el<br />

pulpito y su acento en su teologÌa sistem·tica. Con frecuencia no son iguales. Que con el correr<br />

del tiempo sus sermones reciban la clase de atenciÛn que recibieron sus otros escritos. Nunca<br />

hay que olvidar que en su propio concepto <strong>Calvino</strong> era, sobre todo, un predicador.<br />

***<br />

NOTAS DEL TEXTO<br />

INTRODUCCI”N<br />

1. Emile Doumergue, Jean Calvin, les hommes et les chases de son temps. 1 vols. (Lausanne-<br />

Neuille, 1899-1927).<br />

2. Calvin le PrÈdicateur de GenÈve. (Ginebra, 1909).

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