Calvino - Sermones Sobre Job.pdf - Quechuas
Calvino - Sermones Sobre Job.pdf - Quechuas
Calvino - Sermones Sobre Job.pdf - Quechuas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
correcciÛn del Todopoderoso; porque Èl es el mÈdico para todas nuestras heridas, es Èl quien<br />
te enviar· sanidad para todas tus dolencias. Dios nos muestra aquÌ que su intenciÛn no es que<br />
los hombres estÈn sujetos a Èl diciendo: Puesto que no nos queda otra alternativa, que Dios<br />
sea nuestro Maestro; ya que no podemos escapar de su dominio." No se trata de acercarnos<br />
asÌ a Èl. El SeÒor dice, en cambio: "No, sean pacientes, humÌllense ante mÌ y reciban la<br />
advertencia encerrada en mis juicios para que no murmuren contra mÌ, ni me desafÌen; de otra<br />
manera tendr·n que ser aplastados por mi mano, ciertamente, al extremo de ser totalmente<br />
molidos. Pero si con toda humildad reconocen sus faltas, y vienen a mÌ y piden perdÛn por ellas<br />
experimentar·n tan alivio de sus males que en medio de las mayores aflicciones tendr·n<br />
ocasiÛn de darme gracias." Esto es, les digo, lo que debemos meditar para tener verdadera<br />
paciencia. Entonces, viendo que somos rebeldes contra Dios, que tan pronto nos toca con su<br />
meÒique nos ofendemos; viendo tambiÈn que tenemos semejante orgullo en nosotros que ante<br />
cada castigo de Dios creemos que nos est· tratando mal; cuando, les digo, tenemos estos dos<br />
grandes vicios, resulta difÌcil purgarnos de ellos. Tanto m·s debemos meditar en la doctrina que<br />
se nos muestra aquÌ: es decir, que Dios al afligirnos quiere someternos a sÌ mismo, sÌ, para<br />
nuestro beneficio y para nuestra salvaciÛn.<br />
Adem·s debemos notar claramente la promesa que aquÌ se expone, es decir: que Dios<br />
curar· la herida que ha causado. Es cierto que esto no se aplica a todos, pero sÌ aplica a<br />
aquellos que reciben pacÌficamente las correcciones. 2 Sin embargo, notemos que Dios quiere<br />
que todos sean amonestados a volver a Èl, viendo que les muestra semejante bondad. 3 Pero,<br />
øquÈ es lo que vemos? Hay muchos que no experimentan lo que aquÌ se quiere decir; y es por<br />
eso tambiÈn que vemos tanta impaciencia, tantas murmuraciones; tantas blasfemias contra<br />
Dios. Las correcciones est·n en todas partes; pero, øadonde est· el arrepentimiento? No lo<br />
hay; en cambio vemos que aparentemente los hombres se conspiran a resistirse, hasta el<br />
lÌmite, a Dios. øPor quÈ es eso? Es porque hay muy pocos que entienden esta doctrina, que<br />
reciben esta promesa diciendo: "SeÒor, es asunto tuyo curar las heridas que t˙ hayas podido<br />
causar y dar salud al enfermo." Entonces, retengamos bien esta lecciÛn, viendo ciertamente<br />
que se la reitera tantas veces. Porque no es solamente en este pasaje que el EspÌritu Santo<br />
habla asÌ; vemos, en cambio, que se dice: "El SeÒor nos aflige, y al tercer dÌa nos sana." 4 De<br />
modo que si nos ha aplicado un azote no por eso hemos de pensar que no quiere ser propicio<br />
hacia nosotros cuando nos acerquemos a Èl. Si por medio de los profetas se nos hace tal<br />
exhortaciÛn, es como si Dios dijera: "Es cierto que los he afligido durante alg˙n tiempo, pero mi<br />
misericordia seguir· con ustedes; ella ser· perpetua; que hayan sentido alguna ira, alg˙n signo<br />
de enojo, como el padre que se enfurece con su hijo, no era porque yo los odiaba; pero era<br />
preciso que ustedes pudieran experimentar el resultado de sus pecados y reconocer que<br />
detesto los pecados; pero al final ver·n que solamente quiero curar las heridas y sanarlos de<br />
los males que les he enviado." Ahora, es cierto que a primera vista no pareciera corresponder a<br />
Dios el complacerse en curar heridas despuÈs de haberlas causado. øPor quÈ no nos deja<br />
mejor en paz y prosperidad? Pero ya les he demostrado que las llagas hechas por Dios son<br />
como otras tantas dosis de medicina. Entonces aquÌ se nos muestra una doble gracia: (1) Una<br />
se deduce de que cuando Dios nos aflige es porque procura nuestro beneficio; nos lleva al<br />
arrepentimiento, nos purga de nuestros pecados y a˙n de los que nos son ocultos. Porque Dios<br />
no se conforma con remediar meramente los males ya existentes, sino que considera que en<br />
nosotros se oculta mucha semilla mala. Entonces pone, anticipadamente, las cosas en orden;<br />
es una bendiciÛn especial que nos otorga cuando aparentemente se vuelve contra nosotros<br />
con su espada desenvainada, para darnos una seÒal; de su enojo; cada vez que lo hace nos<br />
muestra que es nuestro mÈdico. Esa es la primera gracia. (2) Luego, esta es la segunda gracia,<br />
que tambiÈn se nos muestra claramente: es decir, que Dios sana la herida que nos ha causado<br />
y la cura. Es lo que ya he mencionado de San Pablo (I Corintios 10:13) que no nos permite ser<br />
tentados m·s all· de lo que podemos llevar, sino que Èl hace una buena obra con todas<br />
nuestras tribulaciones.