Calvino - Sermones Sobre Job.pdf - Quechuas
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condiciÛn es miserable en la opiniÛn de la carne, sin embargo, puesto que Dios nos ama,<br />
estamos seguros de que hemos de sufrir? Ahora, este pasaje es el m·s excelente que existe<br />
en las sagradas escrituras para mostrarnos las implicancias de la palabra "paciencia." Si<br />
queremos que Dios nos reconozca como pacientes en nuestras aflicciones debemos ser<br />
enseÒados por ella. Com˙nmente decimos que una persona es paciente, aunque no posea<br />
autÈntica paciencia, porque todo aquel que sufre es llamado paciente; pero por mucho que<br />
persistamos en ser pacientes, es necesario que nuestra tristeza sea menor. Si existen algunos<br />
males, dejemos que sean endulzados por el reconocimiento de que Dios nunca cesa de<br />
procurar nuestra salvaciÛn, que debemos estar sujetos a Èl y que est· perfectamente bien que<br />
Èl nos gobierne conforme a su voluntad. Es asÌ como se muestra paciencia. Pero no hay nada<br />
mejor ni m·s ˙til que considerar el espejo que aquÌ se nos presenta. Hemos visto que <strong>Job</strong><br />
podrÌa haber sido abrumado* habiendo oÌdo tantas malas noticias. Ahora, dice que se levantÛ y<br />
rasgÛ sus ropas, que se rasurÛ la cabeza y que se postrÛ en tierra para humillarse delante de<br />
Dios. AquÌ vemos, en primer lugar, que aquellos que son pacientes saben cÛmo llevar una<br />
aflicciÛn, puesto que sienten disgusto y angustia en su corazÛn; porque si fuÈsemos como un<br />
tronco de ·rbol o una piedra, no habrÌa virtud en nosotros. øAcaso es digno de ser alabado un<br />
hombre que no es consciente de su enfermedad? Ciertamente, vemos a un dÈbil mental<br />
riÈndose, burl·ndose de todo el mundo, a pesar de estar al borde de la tumba; es una persona<br />
inconsciente de su enfermedad. Esto, pues, no merece ser considerado o tenido en cuenta<br />
como virtud, puesto que es estupidez; a veces las bestias brutas no sienten nada, y no por eso<br />
son virtuosas. De manera entonces, notemos que la palabra "paciencia" no significa que los<br />
hombres deban ser mentalmente disminuidos, 2 que no deben sentir tristeza, que nunca se<br />
deben sentir ofendidos cuando experimentan alguna aflicciÛn; virtud es cuando son capaces de<br />
dominarse y controlarse de tal modo que no cesan de alabar a Dios en medio de todas sus<br />
aflicciones, que no son abatidos por la angustia ni tan absorbidos por ella que renuncian a todo;<br />
que, en cambio, luchan contra sus pasiones hasta poder aceptar la buena voluntad de Dios<br />
para concluir como <strong>Job</strong> lo hace aquÌ, diciendo que Dios es totalmente justo.<br />
Eso es lo que debemos notar cuando dice: "<strong>Job</strong> rasgÛ sus ropas y se rasurÛ la cabeza."<br />
Esto era una costumbre en los paÌses orientales, como tambiÈn sabemos que habÌa otras<br />
ceremonias en aquellas regiones que no existen en los paÌses frÌos donde nosotros vivimos.<br />
Porque cuando ocurrÌa algo que podÌa despertar gran enojo en los hombres, rompÌan sus ropas<br />
como seÒal de congoja. Suficiente a este respecto. Entonces, cuando <strong>Job</strong> rompe su ropa y se<br />
rasura la cabeza, lo hace en seÒal del dolor que le sobrevino. Ahora, es cierto que su conducta<br />
no era de ninguna manera fingida, como frecuentemente la de aquellos que se quieren<br />
disfrazar y se ponen m·scaras para que nadie sospeche que tienen profunda tristeza, y para no<br />
dejar de reÌr en su corazÛn. <strong>Job</strong> no usÛ de semejante hipocresÌa. Sepamos entonces, que<br />
cuando hubo rasgado sus ropas y rasurado su cabello, era por la angustia y la ilimitada<br />
amargura, y que cuando se postrÛ en tierra, lo hizo en seÒal de otro testimonio. Sin embargo,<br />
pareciera aquÌ que <strong>Job</strong> da rienda suelta a su tristeza, lo cual habrÌa sido un defecto<br />
condenable. Porque sabemos que los hombres son demasiado excesivos y desbordantes en<br />
sus pasiones. Porque si bien se contiene y se corrigen a sÌ mismos tanto como pueden, sin<br />
embargo no dejan de salirse de sus lÌmites; no hay nada m·s difÌcil que controlarnos de tal<br />
manera de mantenernos a nosotros mismos bajo control y en orden. Vemos que la gente no<br />
sabe regocijarse sin estar demasiado festiva. La amargura o tristeza es una pasiÛn mucho m·s<br />
violenta que descarrÌa a las personas mucho m·s que la alegrÌa. AsÌ que, entonces, debemos<br />
estar en guardia siempre y toda vez que Dios nos envÌe alguna adversidad, porque es allÌ<br />
donde solemos descontrolarnos m·s. Ahora, dice aquÌ que <strong>Job</strong> rasgÛ sus ropas; como si<br />
quisiera incentivarse a estar m·s triste de lo que estaba, porque un hombre, al verse tan<br />
desfigurado, se asombra de su propio aspecto, y luego, tocante a su cabello, se podrÌa decir<br />
que buscaba elementos para aguijonearse a sÌ mismo y ayudarse en su congoja, y que Èl<br />
mismo se estaba llevando a la desesperaciÛn. Lo cual (como he dicho) serÌa condenable; sin