Calvino - Sermones Sobre Job.pdf - Quechuas
Calvino - Sermones Sobre Job.pdf - Quechuas
Calvino - Sermones Sobre Job.pdf - Quechuas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
6. IsaÌas 5:13,14.<br />
SERM”N N 20<br />
EL SE—OR RESPONDE A JOB*<br />
"Entonces respondiÛ Jehov· a <strong>Job</strong> desde un torbellino, y dijo: øquiÈn es Èse que oscurece<br />
el consejo con palabras sin sabidurÌa? Ahora ciÒe como varÛn tus lomos; yo te preguntarÈ, y t˙<br />
me contestar·s. øDÛnde estabas t˙ cuando yo fundaba la tierra? H·zmelo saber, si tienes<br />
inteligencia" (<strong>Job</strong> 38:1-4).<br />
Previamente hemos visto que Eli˙, queriendo amonestar a <strong>Job</strong>, afirmÛ que Èl mismo<br />
tambiÈn era un hombre mortal, para que <strong>Job</strong> no pudiera quejarse de ser tratado por un poder<br />
demasiado alto. Luego mostrÛ que Dios querÌa que procediera por medio de la razÛn y con<br />
dulzura; como tambiÈn la usa con nosotros; porque nos protege, haciendo que su palabra nos<br />
sea predicada por hombres semejantes a nosotros, de manera que podamos acercarnos con<br />
m·s familiaridad a lo que Èl propone; la doctrina es masticada para nosotros. 1 Vemos entonces<br />
que Dios ha tenido piedad de nosotros cuando ordena a hombres como ministros de su<br />
palabra, y a aquellos que nos enseÒan en su nombre y por su autoridad. Porque Èl sabe lo que<br />
podemos llevar, y puesto que somos dÈbiles, pronto serÌamos tragados por su majestad, y<br />
abatidos por su gloria. Y por eso es que condesciende a nuestra pequeÒez cuando nos instruye<br />
por medio de hombres. Sin embargo, tambiÈn es preciso que nosotros seamos tocados a<br />
efectos de rendirle la reverencia que Èl merece; porque sin esto abusarÌamos de su bondad, y<br />
finalmente, al acercarse a nosotros, serÌa como que le hiciÈramos compaÒÌa. Esto es lo que<br />
ahora se nos narra, que Dios viendo que <strong>Job</strong> no fue suficientemente sumiso a las<br />
proposiciones y razones presentadas por Eli˙, le hace experimentar su grandeza desde un<br />
torbellino; para que, siendo atemorizado asÌ, pudiera reformarse por el reconocimiento de sus<br />
faltas, y que pudiera obedecer enteramente lo que le es presentado. AsÌ vemos que Dios se<br />
acomoda de todos los modos posibles a nosotros, a efectos de ganarnos. Porque por un lado Èl<br />
mismo se humilla. øY por quÈ? Porque ve que nosotros somos demasiado crudos y groseros<br />
para ascender a Èl. Sin embargo, puesto que hay un orgullo demasiado grande en nuestras<br />
mentes, es preciso que los experimentemos a Èl tal como es, a efectos de aprender a temerle y<br />
de oÌr su palabra en toda humildad y solicitud. Este es un punto que tenemos que observar<br />
bien; porque por este medio vemos el amor que tiene a nuestra salvaciÛn. Porque ciertamente<br />
tiene que estar preocupado por nosotros para transfigurarse de tal manera por asÌ decirlo, que<br />
no se conforma a hablar en tÈrminos iguales; en cambio, viendo que es bueno y propicio para<br />
nosotros, Èl nos implora; y luego, viendo que semejante bondad no puede volvernos de nuestro<br />
desprecio, Èl se levanta y se magnifica en la medida que le es propia a Èl; para que nosotros<br />
podamos conocer nuestra condiciÛn a efectos de sujetarnos enteramente a Èl. Y, tanto m·s<br />
debiÈramos desear ser enseÒados en su palabra viendo que ella ha sido conformada a la<br />
medida de nuestro entendimiento y que Dios no ha olvidado nada de lo que se requerÌa y de lo<br />
que era ˙til para nuestra salvaciÛn. Viendo entonces que nuestro Dios estaba dispuesto a<br />
descender a nuestro nivel y que, sin embargo, asciende para reformarnos de modo que le<br />
obedezcamos, tomemos tanto m·s coraje para escucharle cuando habla. Y no usemos la<br />
frÌvola excusa de que la palabra de Dios es demasiado elevada y oscura para nosotros, o que<br />
quiz· sea demasiado aterradora, o quiz· demasiado simple. Porque cuando cada cosa ha sido<br />
evaluada y reducida, es cierto que nuestro SeÒor nos propone una majestad en su palabra, que<br />
har· temblar a toda criatura; tambiÈn hay una simpleza para que pueda ser recibida por el m·s<br />
ignorante y necio; hay una claridad tan grande en ella que podemos recibirla sin haber ido a la<br />
escuela, con tal de estar dispuesto a ser enseÒados; porque no es sin motivo que Èl sea<br />
llamado "Maestro" por los humildes y pequeÒos.