para leer durante el finde 24 noviembre
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Los protagonistas que encienden al aficionado han cambiado. El asombroso último<br />
tramo d<strong>el</strong> francés que venció en los Juegos de 1928 se ha sustituido por la agilidad<br />
inhumana de los etíopes que hacen los kilómetros a 21km/h. La prueba también<br />
parece haber cambiado en más de un aspecto. Ha recuperado una parte de ese<br />
seguimiento silencioso. La prensa de aqu<strong>el</strong>los Juegos mencionaba que los puntos de<br />
avituallamiento eran abarrotados templos en los que “los allí presentes eran testigos<br />
mudos de aqu<strong>el</strong>los hechos dramáticos y miraban los rostros desfigurados por <strong>el</strong><br />
cansancio, casi de rodillas”.<br />
El silencio es parte de la sociedad neerlandesa. Un país que interioriza desde <strong>el</strong> viento<br />
constante hasta las c<strong>el</strong>ebraciones. Pero una cosa es que la gente observe callada, con<br />
los ojos como platos, y otra que provenga de unas calles desérticas como <strong>el</strong> distrito por<br />
<strong>el</strong> que se accedía al final de la prueba. Desde siempre <strong>el</strong> retorno se había hecho por <strong>el</strong><br />
Indische Buurt, una zona conflictiva lindante con un área industrial. Solitario, terrible.<br />
Incluso con <strong>el</strong> cambio total de organizadores d<strong>el</strong> año 2000 (se lo aseguro) la entrada de<br />
los kilómetros posteriores al 25 era un caos total. Asfalto y aceras <strong>para</strong> una hornada de<br />
sufridores.<br />
Porque la maratón está fundamentada en los sufridores. Dos docenas de caballos de<br />
carreras libran batallas en las que todo está en juego. Se emplea estrategia, se<br />
minimizan daños o se juega al doble o nada. Pero detrás vienen los que pugnan contra<br />
la distancia. Da igual si son dos horas y media o cinco. Obviamente en 1928 nadie hizo<br />
esperar tanto al público d<strong>el</strong> estadio olímpico. El último fue <strong>el</strong> danés Madsen (58º), con<br />
poco más de tres horas diez. Pero yo les digo que en <strong>el</strong> 2000 había corredores que a<br />
mediodía no habían franqueado siquiera la entrada a Vond<strong>el</strong>park, <strong>el</strong> Central Park de<br />
Amsterdam.<br />
Y la extraña mezcla de sufridores y turistas empezó a ser un hecho tras la edición de<br />
1998. La promesa de regresar al renovado estadio de Stadionplein y una distancia<br />
menor con salida simultánea adornaron las bodas de plata. Se destituyó cuanto rastro<br />
quedaba de los años de la directiva anterior. Se olvidaron los experimentos como<br />
aqu<strong>el</strong>la caótica llegada en 1997 en <strong>el</strong> recinto ferial a cubierto d<strong>el</strong> RAI. El hoy manager<br />
de cientos de atletas Jos Hermens (Global Sports es la principal agencia de fondistas<br />
d<strong>el</strong> mundo) y Rob Pau<strong>el</strong> sacaron la carrera de la probable desaparición. A su manera.<br />
En <strong>el</strong> bote, un millón de florines por <strong>el</strong> récord d<strong>el</strong> mundo –que la aseguradora de la<br />
carrera se ahorró al salir <strong>el</strong> grupo de africanos directos a ritmo de récord <strong>para</strong> <strong>el</strong><br />
horrendo día que amaneció–.<br />
Tras la turbulenta época pasada, llegó <strong>el</strong> maná. ING firmaba e impulsaba una carrera<br />
que aglutinaba casi 10.000 participantes en tres distancias. La de 2012 ha sido algo así<br />
como la edición de la m<strong>el</strong>ancolía; la edición de la crisis financiera y d<strong>el</strong> triste recuerdo<br />
de aqu<strong>el</strong>los años en los que ING era la base d<strong>el</strong> patrocinio de la maratón de<br />
Ámsterdam. El peor año <strong>para</strong> remontar una vez que se había podido recuperar cierta<br />
gloria de aqu<strong>el</strong>los Juegos. Durante seis años ING aportó un importante p<strong>el</strong>lizco de<br />
medio millón de euros <strong>para</strong> <strong>el</strong> presupuesto de la prueba, además de ser una etiqueta<br />
de identificación fundamental: <strong>el</strong> naranja d<strong>el</strong> banco sobre la ciudad de la gloria oranje.<br />
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