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RAUL GOMEZ JATTIN.pdf - Fundación Cultura Vallenata

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Martes 12 de agosto de 1997<br />

Raúl Gómez Jattin con Edipo<br />

alucinándolo<br />

Melanio Porto Ariza<br />

Cuando uno llegaba a Cereté y se detenía a conversar con<br />

la gente más allegada a la Cartagena que era como punto<br />

final de las ilusiones sinuanas, siempre oía hablar de un<br />

jovencito, de gentilicio incierto, al que simplemente<br />

llamaban Raúl, "el hijo de Lola". Ya en Monteria mi amigo<br />

el doctor Lenin Haydar, abogado, solía decirme que de las<br />

entrañas del río había saltado un poeta de lenguaje criollo y<br />

exaltación homérica. También era voz general en la Cartagena del<br />

colegio de La Esperanza, debajo de donde se hacía en Emisoras Fuentes<br />

el programa la Ronda del Verso de Femando Velázquez y los poetas que<br />

recitaba, que un jovencito discutía con Claret de J. Imbett sobre los<br />

poetas de la antigüedad y que adoraba a Papini, por su libro El Diablo.<br />

En Montería lo oí hablar de las plumas de los gallos finos, tan<br />

líricamente que me sentí transportado a un mundo de matices que sólo<br />

puede lograr una máquina fotográfica capaz de captar el alma de las<br />

cosas ... Y desde entonces presentí su poema al gallo fino y su<br />

enajenación cívico familiar. Porque Raúl hablaba de Juan Pablo en<br />

tercera persona indeterminada y de Lola su madre como Agustín Lara<br />

"raspando en su pecho la queja de su alma". Me tenía como miedo, y<br />

me lo tuvo hasta la última vez que lo vi sobre los advenedizos adoquines<br />

de la plaza de los Coches, porque no me aceptó ir al Portal a darle unos<br />

dulces que le ofrecí. Siempre nos decía que era un auténtico<br />

cartagenero, más sufrido que Luis Carlos López y Sobrino Caro, pero,<br />

que el Sinú y Cereté eran para él, como en la parábola de Jesús, la<br />

fuente del bautismo de su angustia y su tragedia. Sin pensar en la<br />

profundidad de su poesía, en su cultura humanística, me llamó la<br />

atención su problema no sicológico, sino de desubicación empática. Él se<br />

creía no querido...

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