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RAUL GOMEZ JATTIN.pdf - Fundación Cultura Vallenata

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Raúl Gómez Jattin es ese poeta colombiano que se fue volviendo loco y terminó bajo<br />

las llantas de un autobús en Cartagena de Indias el 22 de mayo de 1997. Esto de<br />

‗poeta‘, de ‗loco‘ y de ‗muerte‘ o ‗suicidio‘ no sería una combinación sorprendente si no<br />

fuera porque es uno de los poetas más talentosos y logrados que ha dado Colombia<br />

en las últimas décadas.<br />

Nacido el 31 de mayo de 1945 en Cereté, en el norteño departamento de Córdoba, en<br />

medio del Valle del Sinú, Gómez Jattin, hijo de padre español y madre árabe, recibió<br />

de parte del primero una gran influencia cultural e intelectual, y de su madre, un<br />

cargado influjo emocional y psicológico. El señor Joaquín Gómez, como se llamaba su<br />

padre, quería verlo convertido en un gran abogado; Raúl cedió y se fue a estudiar a<br />

Bogotá, pero terminó enganchado en el teatro y, de paso, en la marihuana.<br />

La larga tensión edípica con su madre tampoco resultó muy beneficiosa. Su profesor<br />

de teatro de esa época cuenta la vez que fue con su esposa de luna de miel a Cereté<br />

y se hospedó en la casa de la Niña Lola (como le decían a la madre de Raúl): ―Mi<br />

esposa entró al cuarto a preguntarle algo a la Niña Lola y la encontró dándole el<br />

pecho a Raúl, que era ya un hombre de 25 años. Y cuando ya nos volvíamos a<br />

Bogotá, ella me dijo, ‗Cuida a Raúl, que es un niño grande‘‖.<br />

Cuando su padre murió, a finales de 1976, Raúl comenzó a dar muestras de<br />

demencia. Gabriel Chadid, su medio hermano, recuerda aquellos días: ―Mientras el<br />

viejo estuvo enfermo, Raúl permaneció muy drogado y no toleró la idea de la muerte.<br />

Una vez fallecido nuestro padre, se enloqueció. Se quitó la ropa, se desnudó. Se<br />

había quemado, sacado los dientes, se afeitó el cabello y las cejas. Siempre había<br />

sido un neurótico como nosotros. Desde entonces se volvió sicótico‖.<br />

Comenzaría así un largo recorrido por hospitales siquiátricos y cárceles. Raúl prefería<br />

las cárceles porque ―en los manicomios hay mucho loco‖, decía. Al mismo tiempo, sin<br />

embargo, iba escribiendo con mucha sobriedad y lucidez maravillosos libros de poesía<br />

como Tríptico cereteano, Hijos del tiempo y El esplendor de la mariposa, siempre<br />

debatiéndose entre sus dos personalidades: el loco agresivo que la emprende contra<br />

sus amigos y seres queridos, y el que se muestra amoroso, sensible y exquisito.<br />

―Tengo un corazón de mango, pero no te encuentres conmigo‖, advierte en un poema.<br />

Y en otro, con el nombre de ‗Conjuro‘...<br />

―Los habitantes de mi aldea/ dicen que soy un hombre/ despreciable y peligroso/ y no

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