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Revista Iberoamericana de Polímeros Volumen 4(2), Abril 2003<br />

Schulz y Katime Los <strong>fraudes</strong> científicos<br />

pata y vio una sustancia colorante negra extendida en gruesas capas que, sin posibilidad de error<br />

identificó como tinta china. De este modo habla sido falsificado el famoso sapo. En una carta a<br />

Nature, que acompañaba a la de Noble, Karl Przibram reconocía que el espécimen examinado<br />

actualmente no tenía ya callosidades ni espículas pero que las había tenido anteriormente y que<br />

las numerosas dificultades para realizar demostraciones por el mundo le debían de haber<br />

deteriorado y hecho perder sus espículas. En cuanto a la tinta china, reconocía que alguien había<br />

debido inyectarla, probablemente para luchar artificialmente contra el blanqueamiento<br />

progresivo generado por la luz del día sobre la zona negra original de la mano. Según Przibram,<br />

el responsable no era el propio Kammerer, pues él había permitido las investigaciones.<br />

Kammerer se suicidó el 23 de septiembre de ese mismo año, y envió una carta a Przibram en la<br />

cual juraba que no era el autor del fraude. Por otro lado, no es absolutamente cierto que<br />

Kammerer se hubiera suicidado a causa de este asunto. Según ciertos rumores, "pudo influir en<br />

la decisión fatal de poner fin a su vida el hecho de que una artista vienesa, de la que estaba<br />

enamorado, no se decidió a seguirle a Moscú" (34) (el nuevo poder soviético había invitado a<br />

Kammerer a establecerse en la URSS).<br />

¿Quién administró esta fraudulenta inyección de tinta china? Przibram sugirió, en un<br />

artículo necrológico, que en 1918 un colega, envidioso hasta extremos delirantes, había intentado<br />

refutar falsamente las "cambios hereditarios" obtenidos en la salamandra (otra experiencia de<br />

Kammerer), y que después este hombre había pasado una temporada en un hospital psiquiátrico.<br />

¿No habría intentado el mismo "sabio loco" desacreditar a Kammerer realizando el fraude? El<br />

escritor Arthur Koestler, que en 1972 publicó un libro sobre este tema, sugiere que también<br />

pudieron haber habido razones políticas. Kammerer era conocido en Viena por sus ideas<br />

comunistas y el gobierno soviético le había ofrecido continuar en la URSS sus investigaciones<br />

sobre la herencia de los caracteres adquiridos. Koestler sugiere que, al producirse la ascensión<br />

del nazismo en la Universidad de Viena en 1925-1926, tal vez un militante nazi quiso deshonrar<br />

al comunista Kammerer. De todas formas, si se hubiera querido desacreditar mediante este<br />

procedimiento la tesis de la herencia de los caracteres adquiridos, además de perverso, habría<br />

resultado perfectamente inútil. Un descubrimiento realizado en 1924 anulaba toda conclusión<br />

sobre los Alytes acuáticos de Kammerer: se había descubierto en la naturaleza un Alytes terrestre<br />

que presentaba cepillos copuladores. Por consiguiente, los sapos de Kammerer podían tener<br />

perfectamente cepillos copuladores, sin que su régimen acuático interviniera para nada en ello.<br />

Este trágico episodio señala varias características del fraude científico (suponiendo que<br />

lo era y no un error o un intento de desacreditación), las cuales parecen repetirse en casos más<br />

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