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Revista Iberoamericana de Polímeros Volumen 4(2), Abril 2003<br />

Schulz y Katime Los <strong>fraudes</strong> científicos<br />

menos un cómplice. Un científico con la preparación necesaria y el acceso al material<br />

necesario para la farsa: cráneos humanos, restos de mamíferos extintos, una mandíbula de<br />

mono, y antiguas herramientas de piedra. El historiador Ian Langham de la Universidad de<br />

Sydney concluyó en 1984 que fue Arthur Keith. Este no había sido sospechado antes, por<br />

haber cubierto cuidadosamente sus huellas. Por ejemplo, simuló estar enfermo en la época de<br />

los descubrimientos. Sin embargo, el análisis de su diario, publicaciones y cartas dan indicios<br />

de que mentía, y que intentó cubrirse en su diario. Sabiendo que el cráneo era<br />

patológicamente engrosado, fue fácilmente rastreado hasta el Royal College, donde Keith<br />

trabajaba, y que tiene la mayor colección de esqueletos patológicos del Reino Unido.<br />

Ya antes de la conclusión de su culpabilidad, Keith había sido acusado por colegas de<br />

publicar información falsa. Por ejemplo, en 1914, E. Smith escribió de él que tenía la<br />

tendencia de “publicar basura que él sabe que es falsa”. Tobias da algunos ejemplos más de<br />

esta opinión de los colegas de Keith.<br />

Parece que Keith tenía dos motivos para el fraude. Uno era el establecimiento de un<br />

concepto particular de la evolución humana, el otro era simplemente el deseo de avanzar en la<br />

carrera y la ambición. Keith creía que los ancestros humanos tenían cráneos esencialmente<br />

iguales a los actuales, y que el espesor mayor no era importante. Habría plantado los falsos<br />

fósiles para probar su teoría, al ver que las excavaciones en serio no daban muestras de<br />

antiguos cráneos de la forma “correcta” según él. El otro motivo surge de que de toda la gente<br />

involucrada en el affaire, Keith fue el que más se benefició en su carrera. Desde el comienzo,<br />

Keith aplaudió el “descubrimiento” con gran entusiasmo, llamando al fósil “uno de los<br />

descubrimientos más notables del siglo XX”, uno, quizás no accidentalmente, que verificaba<br />

toda su teoría acerca de los orígenes de la humanidad. En 1912, Keith no era miembro de la<br />

Royal Society, y su candidatura fue rechazada dos veces. Alcanzó el honor en 1913. En 1921,<br />

fue ennoblecido como Sir Arthur Keith. Murió en 1955, escapando a su descrédito.<br />

Gupta y los fósiles del Himalaya<br />

A fines de la década de 1970 comenzaron a circular rumores acerca de la confiabilidad<br />

de los trabajos científicos del geólogo indio Vishawa Jit Gupta, profesor de la Universidad del<br />

Punjab en Chandigarh, en la India. Sus más de 400 artículos publicados en 25 años, dedicados<br />

a observaciones geológicas sobre el Himalaya y el descubrimiento de fósiles nuevos no<br />

habían podido ser confirmados por nadie. Muchos de los trabajos de Gupta habían aparecido<br />

en revistas locales de escasa repercusión, pero otros en revistas muy importantes como<br />

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