descargarlo - Meubook
descargarlo - Meubook
descargarlo - Meubook
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Y empezaron a aflorar las contradicciones ¿cómo nosotros hijos del espíritu de<br />
mayo del 68 educamos en una institución franquista? Nosotros que habíamos<br />
aprendido que estaba prohibido prohibir, que para ser realistas había que pedir<br />
lo imposible. Nosotros que reclamábamos que la imaginación ocupara el<br />
poder, que nos proclamábamos marxistas de la tendencia de Groucho y que<br />
creíamos firmemente en que teníamos que olvidar todo lo que habíamos<br />
aprendido y comenzar a soñar. La única salida que nos quedaba no era otra<br />
que la resistencia interior.<br />
Escena 2<br />
A mediados de los años 70 el Dr. Ricardo Marín, figura pionera en los estudios<br />
de la creatividad en nuestro país y a la sazón Director del ICE de la Universidad<br />
Politécnica de Valencia, comenzó a organizar los Congresos Internacionales de<br />
Creatividad y fundó la revista Innovación Creadora.<br />
En el segundo congreso entre figuras míticas norteamericanas de los estudios<br />
de creatividad, como Joy Paul Guildford, de la Universidad de California;<br />
Donald Mackinnon, de la misma universidad; Angelo Biondi, de la Universidad<br />
de Buffalo; Ellis Paul Torrance, de la Universidad de Georgia; Sidney S.<br />
Parner, de la Universidad Buffalo; Ruth Noller, también de la de Buffalo; y Paul<br />
Grieger, de la Universidad Lateranense de Roma; estaba David de Prado. Si<br />
no recuerdo mal su comunicación trató de renovación y actualización personal<br />
e innovación y desarrollo institucional. Había vuelto de USA donde en los años<br />
1972-73 había realizado un master de desarrollo internacional de la educación<br />
en la prestigiosa Universidad de Stanford, becado por la Ford. Venía<br />
impregnado de la pedagogía no directiva de Carl Rogers y de los pioneros del<br />
antiautoritarismo psicopedagógico como Paulo Freire y su Pedagogía del<br />
Oprimido o John Dewey y su pedagogía de la acción y de la democracia en la<br />
escuela. Yo quedé admirado por estos nuevos enfoques porque hasta aquel<br />
momento no había alcanzado a ver más que conductismo, aunque había<br />
hecho alguna pequeña incursión a la gestalt y a la psicología humanista a<br />
través del extraño camino de la expresión corporal. David me confirmó en el<br />
convencimiento que ese era el camino que debía seguir.<br />
Escena 3<br />
Era el 1989, Manuela Toro, una maestra de educación preescolar de Granada,<br />
me pide participar en un proyecto de educación infantil que la editorial<br />
Alhambra Longman le había encargado. El gobierno socialista de Felipe<br />
González estaba redactando La Ley Orgánica General del Sistema Educativo<br />
(LOGSE), que se publicaría el 4 de octubre de 1990. Esta ley consideraba la<br />
educación infantil como un nivel educativo gratuito aunque no obligatorio y<br />
comprendía las edades de cero a seis años, en dos ciclos y con carácter tanto<br />
asistencial como educativo. Y era de urgencia redactar los materiales para el<br />
alumnado y los libros de recursos para el profesorado.<br />
Manuela me convocó a una reunión en Madrid y me dijo “va a venir uno que<br />
sabe muchísimo de creatividad”. Llegado el día en el hall del hotel para mi<br />
sorpresa me encuentro a David. Era el que sabía muchísimo de creatividad. Y<br />
73