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El horario vespertino, facilitador del ligue al salir de clase, también permitía<br />
disfrutar de la mañana y eso les permitió hacer doblete asistiendo a las clases<br />
de la especialidad de Filosofía (recuerdos inolvidables de los profes: París,<br />
Cubells, Garrido, Robles, León Tello…).<br />
Ese doblete también duplicaba el paquete de libros y los kilómetros del<br />
itinerario, pero ampliaba el círculo de amistades y como se decía de Filosofía y<br />
Letras que era el único bar que tenía facultad, la memoria de esos tres cursos<br />
hace ahora verlos como días de vino y rosas y hace sentir con el poeta que<br />
aunque ya no quede esplendor en la hierba siempre queda la belleza del<br />
recuerdo. Y queda también con ese recuerdo la alegría agradecida para las<br />
tres compañeras de todos los trabajos en equipo y de todos los equipos….de<br />
trabajo: Mariana, Cari, María.<br />
El “buen comportamiento” de la pareja de Deusto y algo también la seriedad en<br />
el estudio (perdón por el autoelogio ya que no nos quedan abuelas) hizo que el<br />
profe José Luis Castillejo nos llevase (se me olvidó decir que la pareja éramos<br />
David y Vicente) a los dos al Colegio Mayor del CEM (jesuitas otra vez, “ad<br />
maiorem Deim gloria”) para pilotar su puesta en marcha como “decanos”.<br />
Eran tiempos en que a las puertas de la universidad buscaban a los licenciados<br />
de la última promoción y así aterrizamos en Cheste, en la Universidad Laboral<br />
(Centro de Orientación de Universidades Laborales, que aunque sea lo mismo<br />
viste más por lo largo) recién estrenada en el curso 69/70.<br />
La realidad no nos pareció coincidir con las perspectivas que nos pintaron, y<br />
así la mocedad y la gallardía estuvieron a punto de hacernos desistir de la más<br />
alta y sugerente empresa educativa que vieron los años (decir cervantinamente<br />
“siglos” sería exagerado). Nos encargamos ese curso inaugural del Colegio<br />
“Roble”, donde el empeño del novato, el empuje del recién graduado y la<br />
vocación de maestros de los de antes nos fueron pagadas con creces con el<br />
cariño de los alumnos.<br />
Otra vez la buena hoja de servicios nos catapultó a la Universidad Laboral de<br />
La Coruña. El “Colegio Atlántico” de bachillerato para David y la Jefatura de<br />
Estudios para mí, fueron el reto, el campo y el disfrute también, ¿por qué no<br />
decirlo?, de nuestros afanes pedagógicos.<br />
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