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Descargar libro - Monte Ávila Editores

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con todas sus pesadillas y sus males, estaba pasando de largo con<br />

una velocidad impresionante. Sin embargo, él y el resto del<br />

grupo no podían dejar de reconocer que la habían disfrutado<br />

intensamente. Ciudad Sitiada le había mostrado al mundo<br />

que estaba ahí, y el mundo le había respondido dando cuenta<br />

de su presencia.<br />

Gabriel recordó los tiempos en que él y Robert se daban<br />

de golpes y se arrancaban los juguetes de las manos el uno al<br />

otro. En la precariedad de sus ocho años, el mundo se ensanchaba<br />

a través de esas peleas, en un espacio en el que ellos trazaron<br />

una línea que ninguno de los dos debía traspasar, uno de<br />

un lado y el otro del otro. Camila les tomaba fotos y les compraba<br />

ropa y <strong>libro</strong>s de cuentos a ambos. Les leía historias en<br />

voz alta, mientras José Antonio daba vueltas por ahí, y el padre<br />

de Robert entraba y salía, siempre muy apresurado. Recordaba<br />

a Philippe diciéndole a Camila que era muy chic, esa palabra se<br />

le había quedado grabada. También recordaba cómo su madre<br />

siempre estaba rodeada de gente que se desvivía por ella,<br />

gente que la admiraba y la amaba y ella tomaba todo eso como<br />

algo natural. Pero cuando estaba en casa se ocupaba de<br />

que ellos dos hicieran la tarea y luego José Antonio se los llevaba<br />

y les compraba discos y chucherías y les hablaba de las<br />

injusticias sociales.<br />

En el aire siempre había algo extraño, como un misterio,<br />

un secreto, se intuía que existía algo oculto, pero nadie<br />

daba una explicación y ellos dos no sabían cómo preguntar<br />

ni acerca de qué. Probablemente era algo relativo a la madre<br />

de Robert, el cual era todavía una criatura cuando se quedó<br />

solo con Philippe, y sobre eso no se había vuelto a hablar.<br />

Robert se movía titubeante entre los artistas que continuamente<br />

rodeaban a su padre, pero algunas veces, sobre todo<br />

cuando estaba con él, irrumpían los dos de golpe en los ensayos<br />

y obligaban a los actores a suspender sus parlamentos.<br />

Camila entonces los observaba en silencio, como una soberbia<br />

representación de la justicia, y eso era mucho peor que si<br />

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