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Febrero 2012 - Diocese de Ourense

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Iglesia Universal<br />

<strong>de</strong> modo paradójico, que la enfermedad<br />

pue<strong>de</strong> ser un momento saludable, en el<br />

que se pue<strong>de</strong> experimentar la atención<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>más y prestar atención a los<br />

<strong>de</strong>más. Sin embargo, la enfermedad es<br />

siempre una prueba, que pue<strong>de</strong> llegar a<br />

ser larga y difícil. Cuando la curación no<br />

llega y el sufrimiento se prolonga, po<strong>de</strong>mos<br />

quedar como abrumados, aislados,<br />

y entonces nuestra vida se <strong>de</strong>prime y se<br />

<strong>de</strong>shumaniza. ¿Cómo <strong>de</strong>bemos reaccionar<br />

ante este ataque <strong>de</strong>l Mal? Ciertamente<br />

con el tratamiento apropiado<br />

-la medicina en las últimas décadas ha<br />

dado gran<strong>de</strong>s pasos, y por ello estamos<br />

agra<strong>de</strong>cidos-, pero la Palabra <strong>de</strong> Dios<br />

nos enseña que hay una actitud <strong>de</strong>terminante<br />

y <strong>de</strong> fondo para hacer frente<br />

a la enfermedad, y es la fe en Dios, en<br />

su bondad. Lo repite siempre Jesús a las<br />

personas a quienes sana: Tu fe te ha salvado<br />

(cf. Mc 5, 34.36). Incluso frente a<br />

la muerte, la fe pue<strong>de</strong> hacer posible lo<br />

que humanamente es imposible. ¿Pero fe<br />

en qué? En el amor <strong>de</strong> Dios. He aquí la<br />

respuesta verda<strong>de</strong>ra que <strong>de</strong>rrota radicalmente<br />

al Mal. Así como Jesús se enfrentó<br />

al Maligno con la fuerza <strong>de</strong>l amor que<br />

le venía <strong>de</strong>l Padre, así también nosotros<br />

po<strong>de</strong>mos afrontar y vencer la prueba <strong>de</strong><br />

la enfermedad, teniendo nuestro corazón<br />

inmerso en el amor <strong>de</strong> Dios. Todos<br />

conocemos personas que han soportado<br />

sufrimientos terribles, porque Dios les<br />

daba una profunda serenidad. Pienso en<br />

el reciente ejemplo <strong>de</strong> la beata Chiara<br />

Badano, segada en la flor <strong>de</strong> la juventud<br />

por un mal sin remedio: cuantos iban a<br />

visitarla recibían <strong>de</strong> ella luz y confianza.<br />

Pero, en la enfermedad, todos necesita-<br />

210 · Boletín Oficial · FEBRERO <strong>2012</strong><br />

mos calor humano: para consolar a una<br />

persona enferma, más que las palabras,<br />

cuenta la cercanía serena y sincera.<br />

Queridos amigos, el próximo sábado,<br />

11 <strong>de</strong> febrero, memoria <strong>de</strong> Nuestra<br />

Señora <strong>de</strong> Lour<strong>de</strong>s, se celebra la Jornada<br />

mundial <strong>de</strong>l enfermo. Hagamos<br />

también como la gente en tiempos <strong>de</strong><br />

Jesús: presentémosle espiritualmente a<br />

todos los enfermos, confiando en que<br />

él quiere y pue<strong>de</strong> curarlos. E invoquemos<br />

la intercesión <strong>de</strong> Nuestra Señora,<br />

en especial por las situaciones <strong>de</strong> mayor<br />

sufrimiento y abandono. María, Salud<br />

<strong>de</strong> los enfermos, ruega por nosotros.<br />

Plaza <strong>de</strong>l San Pedro. Domingo, 12<br />

<strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> <strong>2012</strong><br />

Queridos hermanos y hermanas:<br />

El domingo pasado, vimos que Jesús,<br />

en su vida pública, curó a muchos enfermos,<br />

revelando que Dios quiere para<br />

el hombre la vida y la vida en plenitud.<br />

El evangelio <strong>de</strong> este domingo (Mc 1, 40-<br />

45) nos muestra a Jesús en contacto con<br />

la forma <strong>de</strong> enfermedad consi<strong>de</strong>rada en<br />

aquel tiempo como la más grave, tanto<br />

que volvía a la persona «impura» y la excluía<br />

<strong>de</strong> las relaciones sociales: hablamos<br />

<strong>de</strong> la lepra. Una legislación especial (cf.<br />

Lv 13-14) reservaba a los sacerdotes la<br />

tarea <strong>de</strong> <strong>de</strong>clarar a la persona leprosa, es<br />

<strong>de</strong>cir, impura; y también correspondía al<br />

sacerdote constatar la curación y readmitir<br />

al enfermo sanado a la vida normal.

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