“fahrenheit 451” - ray bradbury - Larun Rayun
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El Sabueso hizo una pausa y se estremeció.<br />
¡No! Montag se aferró al alféizar de la ventana. ¡Por este camino! ¡Aquí!<br />
La aguja de procaína asomó y se escondió, asomó, se escondió. Una gotita<br />
transparente de la droga cayó de la aguja cuando ésta desapareció en el hocico<br />
de Sabueso.<br />
Montag contuvo el aliento, y sintió una opresión en el pecho.<br />
El Sabueso Mecánico se volvió y se alejó de la casa de Faber, calle abajo.<br />
Montag desvió su mirada hacia el cielo. Los helicópteros estaban más próximos,<br />
como una nube de insectos que acudiesen hacia una solitaria fuente luminosa<br />
Con un esfuerzo, Montag recordó de nuevo que aquello no era ningún espectáculo<br />
imaginario que podía se contemplado mientras huía hacia el río; en realidad, era<br />
su propia partida de ajedrez la que estaba contemplando, movimiento tras<br />
movimiento.<br />
Gritó para darse el impulso necesario para alejarse de la ventana de aquella última<br />
casa, y el fascinador espectáculo que había allí. ¡Diablo! ¡Y emprendió la marcha<br />
de nuevo! La avenida, una calle, otra, otra, y el olor del río. Una pierna, la otra.<br />
Veinte millones de<br />
Montag corriendo, muy pronto, si las cámaras le enfocaban. Veinte millones de<br />
Montag corriendo, corriendo como un personaje de película cómica, policías,<br />
ladrones, perseguidores y perseguidos, cazadores y cazados. tal como lo había<br />
visto un millar de veces. Tras de él, ahora, veinte millones de silenciosos<br />
Sabuesos atravesaban los salones, de la pared derecha a la central; luego a la<br />
izquierda, desaparecían.<br />
Montag se metió su radio auricular en una oreja.<br />
-La policía sugiere a toda la población del sector Terrace que haga lo siguiente: en<br />
todas las casas de todas las calles, todo el mundo debe abrir la puerta delantera o<br />
trasera . o mirar por una ventana. El fugitivo no podrá escapar si, durante el minuto<br />
siguiente, todo el Mundo mira desde el exterior de su casa. ¡Preparados!<br />
¡Claro' ¿Por qué no lo habían hecho antes? ¿Por qué, en todos los años, no<br />
habían intentado aquel juego? ¡Todos arriba, todos afuera! ¡No podía pasar<br />
inadvertido! ¡El único hombre que corría solitario por la ciudad, el único hombre<br />
que ponía sus piernas a prueba!<br />
-¡A la cuenta de diez! ¡Uno! ¡Dos!<br />
Montag sintió que la ciudad se levantaba.<br />
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