“fahrenheit 451” - ray bradbury - Larun Rayun
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Estaba a unos trescientos metros corriente abajo cuando el Sabueso llegó al río.<br />
Arriba, las grandes aspas de los ventiladores giraban sin cesar. Un torrente de luz<br />
cayó sobre el río, y Montag se zambulló bajo la iluminación, como si el sol hubiese<br />
salido entre las nubes. Sintió que el río lo empujaba más lejos, hacia la oscuridad.<br />
Después, las luces volvieron a desplazarse hacia tierra, los helicópteros se<br />
cernieron de nuevo sobre ciudad, como si hubieran encontrado otra pista. Se<br />
alejaron. El Sabueso se había ido. Ya sólo quedaba el helado río y Montag<br />
flotando en una repentina paz, lejos de la ciudad, de las luces y de la cacería,<br />
1ejos de todo.<br />
Montag sintió como si hubiese dejado un escenario lleno de actores a su espalda.<br />
Sintió como si hubiese abandonado el gran espectáculo y todos los fantasmas<br />
murmuradores. Huía de una aterradora irrealidad para meterse en una realidad<br />
que resultaba irreal, porque era nueva.<br />
La tierra oscura se deslizaba cerca de él, que se avanzando hacia campo abierto<br />
entre colinas. Por primera vez en una docena de años, las estrellas brillaban sobre<br />
su cabeza, formando una gigantesca procesión.<br />
Cuando la maleta se llenó de agua y se hundió, Montag siguió flotando boca<br />
arriba; el río era tranquilo y pausado, mientras se alejaba de la gente que comía<br />
sombras para desayunar, humo para almorzar y vapores para cenar. El río era<br />
muy real, le sostenía cómodamente y le daba tiempo para considerar este mes,<br />
este año, y todo un transcurso de ellos. Montag escuchó el lento latir de su<br />
corazón. Sus pensamientos dejaron de correr junto con su sangre.<br />
Vio que la luna se hundía en el firmamento. La luna allí, y su resplandor,<br />
¿producido por qué? Por el sol, claro. ¿Y qué iluminaba al sol? Su propio fuego. Y<br />
el sol sigue, día tras día, quemando y quemando. El sol y el tiempo. El sol, el<br />
tiempo y las llamas. Llamas. El río le balanceaba suavemente. Llamas. El sol y<br />
todos los relojes del mundo. Todo se reunía y se convertía en una misma cosa en<br />
su mente. Después de mucho tiempo de flotar en el río, Montag supo por qué<br />
nunca más volvería a quemar algo.<br />
El sol ardía a diario. Quemaba el Tiempo. El mundo corría en círculos, girando<br />
sobre su eje, y el tiempo se ocupaba en quemar los años y a la gente, sin ninguna<br />
ayuda por su parte. De modo que si él quemaba cosas con los bomberos y el sol<br />
quemaba el Tiempo, ello significaría que todo había de arder.<br />
Alguno de ellos tendría que dejar de quemar. El sol no, por supuesto. Según todas<br />
las apariencias, tendría ser Montag, así como las personas con quienes había<br />
trabajado hasta unas pocas horas antes. En algún sitio habría que empezar a<br />
ahorrar y a preservar cosas para que todo tuviera un nuevo inicio, y alguien<br />
tendría que ocuparse de ello, de una u otra manera, en libros, en discos, en el<br />
cerebro de la gente, de cualquier manera con tal de que fuese segura, al abrigo de<br />
las polillas, de los pececillos de plata, del óxido, del moho y de los hombres con<br />
cerillas. El mundo estaba lleno de llamas de todos los tipos y tamaños. Ahora, el<br />
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