Desarrollar el sentido del humor, una misión imposible »Laura ...

OOOAAAARRRRRRRR!!!...
Pietro Portofino) puede dar lugar a
especulaciones de lo más disparatadas.
el disparate hace que la risa aparezca: y
la risa surgida del absurdo es una risa
expansiva, de celebración; la aceptación
de las múltiples posibilidades del lenguaje
es la llave que abre la risa, directamente
surgida del gozo de observar facetas
nuevas en las palabras conocidas.
La sutil discordancia entre
la forma y el contenido.
esta veta aparece con frecuencia en los
libros para niños, y es una gran oportunidad
para encontrar también maneras
de decir los libros que inviten de inmediato
al juego. Por ejemplo, en El topito
Birolo, 1 el protagonista recorre los campos
buscando quién ha hecho en su cabeza
esa salchicha que no es una salchicha.
Pregunta uno por uno a los animales:
“¿Fuiste tú quien se hizo en mi cabeza?”,
y ellos le van demostrando, con detallada
evidencia, que son inocentes. la paloma
hace blanco y húmedo; el conejo,
en bolitas; la cabra, con el color y consistencia
de los chiclosos... si el maestro
lee este interrogatorio con toda seriedad,
casi solemne, el efecto cómico se
duplica por el juego entre el tono con que
se dice y lo que está dicho.
¡Guácala la caca!
Ya que hizo su entrada el topito Birolo
con toda su caravana de cacas variopintas,
demos una gozosa bienvenida a los
temas tabú, aquellos que tradicionalmente
no se platican en la mesa (ni en el
salón de clases). Han hecho su arribo
(¡triunfal!) a las bibliotecas y a los estantes
de las librerías. Parece que la cosa es
definitiva y crece. la risa escatológica es
prioritaria en la infancia, y tal vez en la
vida. es una risa que libera, a veces desde
muy profundo, y es una risa espesa y
compleja, donde se mezclan sensaciones:
risa desafiante, risa nerviosa, risa
que abre puertas, es también una risa
que indica pudor o timidez, a veces azorada
por la novedad de que la maestra,
en clase, esté hablando de “esas cosas”.
La sorpresa
“Me pongo mi nariz... me pongo mis dientes...
me pongo mis otros dientes... me
pongo mi servilleta y... grrrroarrr…
¡¡¡gggrrrroooaaaarrrrrrrr!!!...: me
como mi zanahoria.” la risa que nace de
la última frase del libro viene de la solución
inesperada, del quiebre afortunado
en el camino conocido, del súbito cambio
de perspectiva; y a la vez es una risa de
alivio, en parte (afortunadamente el lobo
no nos ha devorado a nosotros, sino a un
vegetal; amerita al menos una sonrisa).
Las sonrisas de complicidad
(cuando en el texto se hace alusión a
algo que conocemos bien), la risa que
deshace el nudo en la garganta (cuando
el pasaje es emotivo, y se rompe la tensión
con algún chiste justo a tiempo), la
1 Werner Holzwarth y Wolf erlbruch, Del topito Birolo y todo lo que pudo haberle caído en la cabeza, libros del rincón, seP.
Alguien
Revelaba:
“Las tardes
En que
Me siento
Incapaz
De ser
Inteligente
Finjo
Que me
Aburro.”
Efraín Huerta
leer y leer
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