Tratado sobre las costumbres humanas - Biblioteca SAAVEDRA ...
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<strong>Biblioteca</strong> <strong>SAAVEDRA</strong> FAJARDO<br />
de Pensamiento Político Hispánico<br />
Francisco López de Villalobos,<br />
<strong>Tratado</strong> <strong>sobre</strong> <strong>las</strong> <strong>costumbres</strong> <strong>humanas</strong>.<br />
publica. Mas la otra mala gente que avemos nombrado, todos presumen en <strong>las</strong> grandes<br />
necesidades de tener (como dizen) el pie <strong>sobre</strong> el pescueço a su señor, entonces son<br />
ellos atrevidos, y precianse de dezir desacatos y palabras criminosas contra la magestad<br />
real. Y el enojo que tiene de una poca de hambre o sed que han suffrido, o de la paga<br />
que se tardó, guardándolo para la hora más peligrosa, y en que está la victoria en<br />
balança, y allí sueltan palabras feas, que por la menor del<strong>las</strong> serían ahorcados y<br />
quarteados en tiempos de paz. Y entonces por la necesidad presente son venidos los<br />
príncipes a tenerles subjeción y disimular con paciencia, y suffrir con ánimo manso los<br />
vituperios que le dizen y suffrir la necesidad en que les ponen sus pagas hasta vender su<br />
plata y todas sus joyas para contentarlos y suffrir sus motines y levantamientos en<br />
perjuycio de su honra y de todo su estado. Que muchas vezes se amotinan en coyuntura<br />
que echan a perder toda la ordenança de la gente y toda la armonía y buen concierto de<br />
la batalla: y a esta sazón <strong>las</strong> más vezes lo hazen de miedo, y buscan ocasiones de bolver<br />
<strong>las</strong> espaldas que cualquiera achaque les basta. Suffren otrosí los príncipes a los públicos<br />
ladrones de esta gente y los enormes hurtos y robos que hazen, y los sacos en <strong>las</strong><br />
ciudades de los amigos, y en <strong>las</strong> casas de los innocentes que no les tienen culpa y <strong>las</strong><br />
matanças que por causa desto hazen tan sin piedad, no perdonando mugeres, niños ni<br />
viejos, solamente para preciarse que llevan más teñidas y sangrientas <strong>las</strong> espadas: y no<br />
perdonando templos ni altares ni custodias ni sacerdotes, ni al mismo Dios: que con su<br />
benignidad y mansedumbre lo pasa todo por nuestros pecados, y lo suffre por su<br />
inmensa clemencia. ¿Qué sentirá un ánimo de un príncipe justo, quando viere que todas<br />
estas generales injusticias hazen los que van en favor de su justicia particular? ¿Y<br />
quándo pensare que de todo ello se ha de dar estrecha cuenta hasta el postrero y ultimo<br />
quadrante? Parésceme que determinara de perder su derecho de allí adelante, antes que<br />
venir a guardarlo por manos de tan grandes malvados. Suffren más los malsines desta<br />
gente. Malsines son los que descubren el secreto de sus amigos para hazer que los<br />
maten y que los roben y algunas vezes con levantamiento de falso testimonio. Y destas<br />
trayciones ay muchas entre los soldados. Y suffren sus b<strong>las</strong>phemias: esta es una<br />
gravísima maldad <strong>sobre</strong> todas <strong>las</strong> otras: que no se tenga por buen soldado sino el que<br />
más feamente renegare. Y ha corrido ya tanto esta mala costumbre entre ellos, que los<br />
mismos capitanes por ser más queridos y más compañeros de su gente, se hazen grandes<br />
renegadores, y no sacan otro fructo de los evangelios y de la otra sagrada escriptura,<br />
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