Tratado sobre las costumbres humanas - Biblioteca SAAVEDRA ...
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<strong>Biblioteca</strong> <strong>SAAVEDRA</strong> FAJARDO<br />
de Pensamiento Político Hispánico<br />
Francisco López de Villalobos,<br />
<strong>Tratado</strong> <strong>sobre</strong> <strong>las</strong> <strong>costumbres</strong> <strong>humanas</strong>.<br />
y cinco mil cavallos para mover el artillería. Y si han de yr por mar, es menester que un<br />
tercio más, porque se mueren infinitos dellos. Y que son menester catorze mil<br />
gastadores: y de <strong>las</strong> otras menudencias que serían largas de contar, no ay número. La<br />
quarta necesidad es de bastimentos para hombres y bestias. Y para esto no ay bestia ni<br />
flota que sea bastante, sino se toma una tercia parte del exército que lo encamine y le<br />
defienda. Y en este articulo ay inmensos trabajos, porque no puede venir cada día por<br />
medida todo lo que es necesario para tanta multitud de hombres y bestias, y no<br />
aprovecha nada para la falta de un día lo que sobró en otro. Allí son los clamores de la<br />
mezcla de [la] canalla, que en diversos lenguages y con desentonadas bozes se quexan<br />
de inadvertencia y poco proveymiento del capitán y unos se pasan a los enemigos, otros<br />
se tornan moros y qualquiera suerte tienen por mejor que la suya. Guay de <strong>las</strong> ovejas del<br />
príncipe de aquella hueste que tales cosas oye. ¿Quántas vezes desea ser hombre baxo?<br />
¿Quántas vezes estar en su casa comiendo legumbres? ¿Quántas invoca la perezosa<br />
muerte? ¿Quántos torcimientos de coraçón, y mortales singultos, que son peores que la<br />
muerte? La quinta necesidad es de <strong>las</strong> espías, que <strong>las</strong> más del<strong>las</strong> son falsas y<br />
engañadoras, y descubren el secreto a los enemigos, para que con acuerdo dellos den<br />
avisos como ellos ordenan: y dexan dezir verdades en lo que no importa, para poder<br />
mentir en lo que va mucho. Y dexo aquí de hablar en <strong>las</strong> cosas de los soldados práticos,<br />
porque en otro consejo se dirá algo de lo que agora no se dize.<br />
Entonces despierta el ánimo sobervio y dize contra la razón: Has me hecho<br />
dormir en forma con tus muy necias prolixidades y con tus pesadumbres acostumbradas.<br />
La yra dize: Y a mí no; antes le oviera dado una gran bofetada si no fuera por<br />
despertarte. Mas pues la covarde malaventurada ha puesto delante tantos<br />
inconvenientes, y aun amenaza que dirá muchos más, diga la forma que se debe tener en<br />
esto que agora tenemos entre <strong>las</strong> manos. Entonces la razón con su gran mansedumbre<br />
dize muy humildemente: Si yo tuviese salud, bien sabes tú que no osarías offenderme,<br />
ni parecer delante de mí. Mas tu sabes bien que tal me avéys parado vosotros, y por eso<br />
me maltratas. Lo que yo haría en eso que preguntas es, que haría muy bien examinar la<br />
justicia que tiene mi parte, y sino la tiene, le aconsejaría que diese a su dueño lo que es<br />
suyo por vía de medianeros y embaxadores, lo mas honestamente que se pudiese hazer.<br />
Porque tratándose de alma y de hazienda, claro está que es mejor el alma que toda la<br />
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