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Tratado sobre las costumbres humanas - Biblioteca SAAVEDRA ...

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<strong>Biblioteca</strong> <strong>SAAVEDRA</strong> FAJARDO<br />

de Pensamiento Político Hispánico<br />

Francisco López de Villalobos,<br />

<strong>Tratado</strong> <strong>sobre</strong> <strong>las</strong> <strong>costumbres</strong> <strong>humanas</strong>.<br />

más principal habla primero, e intima <strong>las</strong> cosas de la honrra: diziendo que es poco la<br />

vida, y todos los reynos del mundo para que se pierdan por la honrra. Y que si esto se<br />

suffriese, otro día se harían insultos y atrevimientos mucho mayores. Y luego dizen.<br />

¿Que dirán de mí en Francia? ¿Que dirán de mí en Italia y en Alemania? No se deve<br />

mirar el precio <strong>sobre</strong> qué es la differencia, sino la qualidad de la fama y de la real<br />

preeminencia que aquí depende. Y luego se levanta la avaricia y dize. Mas ay que eso,<br />

que si este caso le llama adelante por <strong>las</strong> armas, con la guerra se asegura la paz y se<br />

pueden adquirir despojos y provincias: y acrecentando el poder y señorío se pone terror<br />

y espanto en el enemigo, para que de allí adelante aya gana de obedescer a la razón y al<br />

buen apuntamiento. Levántase luego la invidia y dize: No es razón de suffrir la<br />

presumpción que estos tienen con la riqueza. Póngase todo en arbitrio de la fortuna, y si<br />

esta señora acostare a nuestra parte, todo lo que ellos tienen será para nosotros:<br />

Entonces dize la yra: Sus a <strong>las</strong> manos, que ya se tarda mucho en suffrir tantos ultrajes, y<br />

tanto desacatamiento. Luego torna a hablar la sobervia y dize: Si supiésemos adónde<br />

está la razón, bien holgaría que se hal<strong>las</strong>e en este consejo: porque yo no solamente<br />

presumo de sostener la gloriosa fama con la fortaleza del ánimo: mas también quiero<br />

que digan que voy arrimada al consejo de la razón y de la justicia. Que la razón como<br />

triste e hypócrita ha ganado en el mundo tan gran reputación, que todos nos preciamos<br />

de tener alguna muestra y aparencia della. Y por eso será bien que sea llamada a este<br />

consejo: y si se concertare con nuestro acuerdo, tanto que mejor, y si no una higa para<br />

ella, volverse ha por donde [h]abrá venido. Llega pues la razón temblando de miedo, y<br />

dize: Yo vengo tan flaca que apenas puedo echar la boz, porque ya quando me<br />

desterrastes, estaba tan doliente por vuestra causa, que ningún provecho ni fruto se<br />

podía sacar de mi. Dize el ánimo sobervio: ¿Cómo por nuestra causa? Dize la razón:<br />

Porque a poder de porradas me hezistes hinchar de pies a cabeça. La avaricia me hizo<br />

perder la vista de los ojos y la invidia me hizo consumir la carne y los tuétanos de los<br />

huesos y tornarme éthica y la yracundia me hizo frenética; mas ya que me aveys traydo<br />

aquí, y dado libertad para que diga mi parecer: yo lo diré, con protestación que no tengo<br />

de ser creyda. La guerra yo confieso que es cosa dulce y regozijada para hablar en ella:<br />

especialmente los que tienen el ánimo inquieto y amigo de bullicios y novedades; mas<br />

para experimentarla y ponerla en obra, no es otra cosa sino un acervo y amontonamiento<br />

de miserias y de tristezas incomportables, que paren y se multiplican en diversas<br />

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