Tratado sobre las costumbres humanas - Biblioteca SAAVEDRA ...
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<strong>Biblioteca</strong> <strong>SAAVEDRA</strong> FAJARDO<br />
de Pensamiento Político Hispánico<br />
Francisco López de Villalobos,<br />
<strong>Tratado</strong> <strong>sobre</strong> <strong>las</strong> <strong>costumbres</strong> <strong>humanas</strong>.<br />
y se crían con él y por su exemplo y dechado muchos nobles, este vicio del mentir<br />
mande que sea muy mirado, y muy castigado en ellos más que otro ninguno. Dize pues<br />
la copla: que del árbol que echa mentiras (conviene a saber, del mentiroso) es hortelano<br />
el diablo; porque como es el mismo tronco de la mentira, dél salen los enxertos della. Y<br />
como la fuente de la mentira, de allí se riega y se haze viciosa. Y como es padre de la<br />
mentira, él la grangea y la haze fructificar y prender en muchas partes, porque una de <strong>las</strong><br />
grangerias con que él gana más hazienda y más vasallos, es la mentira. De aquí salen los<br />
tyrannos, de aquí los perjuros, de aquí los hypócritas, de aquí los ydólatras, de aqui los<br />
hereges. Y en fin, como todos los pecados son falsas opiniones y errores dela razón,<br />
síguese que de la mentira nascen todos. Y así por el contrario nascen dela verdad todas<br />
<strong>las</strong> virtudes, y todos los actos perfectos, y todos los grandes dones, y gracias que son<br />
repartidas y dadas a los hombres, del padre de la claridad y de la verdad. ¡Con quánta<br />
seguridad habla el que dize verdad! ¡Quánta autoridad se le da! ¡Quán pocas vezes se<br />
arrepiente de aver hablado! ¡Quán buen dexo tiene la verdad! ¡Quán pocas palabras<br />
gasta! ¡Quán clara, y quán llana es! ¡Quán bien quista es de sus amigos y de sus<br />
enemigos! ¡Quán generosa y quán honrrada! Mas preciosa es que todas <strong>las</strong> per<strong>las</strong><br />
orientales y diamantes que ay en el mundo. ¿No ha de ser preciossísima una cosa tan<br />
raríssima, que si ovrese mercaderes della, en toda su vida no hallarian quatro pieças en<br />
sus casas ni en <strong>las</strong> agenas? Los reyes solían preciarse mucho desta joya, que siempre<br />
dezían verdad, y más en lo que prometían, y de aquí nasció el proverbio que llaman<br />
palabra de Rey a la del que promete y cumple. Agora no se haze tan apuradamente en<br />
casa de algunos reyes y mienten vezes ay sus altezas, en lo que está por venir como los<br />
astrologos, y hablan grandes verdades en lo pasado como fieles testigos, diziéndole al<br />
hombre <strong>las</strong> tachas que tiene, que el diablo no <strong>las</strong> sabe también como ellos. De todas<br />
estas bur<strong>las</strong> van fuera los Reyes de España de muchos años acá y más que todos la<br />
magestad del César, vuestro padre, que desde niño le plantaron esta disciplina en el<br />
pecho y siempre ha perseverado en ella, hasta guardar verdades en daño y perjuycio<br />
suyo a los más mentirosos hombres que ay en el mundo, que son los reyes moros. Por<br />
este exemplo se govierne vuestra alteza y desta ropa se vista, y verá quán bien parece<br />
con ella a Dios y al mundo.<br />
Fin del segundo tratado.<br />
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