Tratado sobre las costumbres humanas - Biblioteca SAAVEDRA ...

Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO
de Pensamiento Político Hispánico
Francisco López de Villalobos,
Tratado sobre las costumbres humanas.
huelgan mucho en este corretaje, porque saben que la parte del hombre que suele ser la
más difficultosa, aquí ha de ser la más fácil de concertar. Dize más: Un viejo con mil
dolores. ¿Esto quién no lo sabe? Que el más sano y viejo del mundo tiene mil
quebrantamientos y dolores de cuerpo y de lomos, dolores de muelas que no sirven de
otra cosa sino de tormentar a su dueño, dolores y escozimientos de orina, pues dexo ya
los dolores y molestia de spíritu, que estos como son en el alma, son del metal del
infierno. Dize más: Y que suffra sus hedores una moça limpia y sana. Aquí se trata de la
verdad sin tener respecto a la lisonja, y pues que soy viejo y me cabe mi parte, razón es
que me crea. Cierto es que ay pocos viejos que no hiedan, si no son señores, porque
aunque no les hieda la boca, gastan muy mal la vianda en el vientre, así por lo poco que
ayudan los flacos dientes a la digestión del estómago, como porque el mismo estómago
está ya flaco y cansado del luengo trabajo y tiene el calor natural muy disminuydo. Y
por esto los viejos crían muchas ventosidades que, por do quiera que ellas respiren,
hieden mucho, porque traen parte de corrupción de vianda y parte de corrupción de
cuerpo muerto; así que los hedores son grandes, y tanto los suffrirá la moça con mayor
fatiga, quanto ella fuere más limpia y más sana. Dize más: Quando refrenar presume al
vicio que es el demonio &c. Cosa muy común es, quando se casa el viejo (si le
preguntan por qué lo hace), deziros ha que lo haze por lo que toca al alma: por atarse de
los vicios, y por quitar las ocasiones de offender a Dios. Y si bien lo mirase (como
arriba está dicho), él huye de un peligro muy pequeño, y huyendo se lança en muy
graves y capitales peligros, porque las tentaciones que le pueden venir son flacas y
caducas, tanto que quando mayor aparejo y mayor licencia tiene de ponerlas en obra,
entonces las halla menos, y allí es menos tentado adonde alcança en su poder el objecto
de la tentación; porque está como un hombre a quien han cortado el braço, que muchos
días después que le perdió piensa que le tiene, y que lo estiende para tomar alguna cosa.
El alma es allí la que se engaña, que ha perdido la lança, y corre a encontrar como si la
tuviese. Así que, en casarse, no refrena los apetitos corporales, pues que el cuerpo los ha
perdido; ni mitiga los del alma, pues que ella nunca le satisfaze con lo que tiene, quanto
más con lo que no tiene. De manera que el pobre novio ha de procurar con todas las
fuerças que tiene, y con las que no tiene, de consumir el matrimonio, pagado el débito a
la muger que toma; y no pagándole la tercia parte de la deuda no consumirá el
matrimonio, sino a sí mismo y a su vida mortal, porque se obligó con poco caudal a dar
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