Tratado sobre las costumbres humanas - Biblioteca SAAVEDRA ...

Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO
de Pensamiento Político Hispánico
Francisco López de Villalobos,
Tratado sobre las costumbres humanas.
lisongero mucho ha loado, cae en desgracia y disfavor del Rey, luego halla razones para
dezir mil males dél. Así que conmo estos officiales favorescidos tienen ganada la
voluntad del príncipe y de todos los de su cámara, y sabe cada día todo lo que pasa en
ella, ¿quien osará ser tan entremetido que venga a desengañar la real magestad de los
tuertos e injurias que estos hazen? Y si alguno viene con esta demanda, tan en hora mala
lo parió su madre, porque todos son a morderle y a maltratarle y alçan las bozes contra
él para que todos oyan lo que pasa, y lo vayan a denunciar a la otra parte; y ellos no le
dizen nada, antes está tres o cuatro días que no le van a ver, para dar a entender que su
amistad es en ausencia, y no para ganarle la voluntad. ¿Quién osara quexarse del
agravio, aunque pierda toda su hazienda? Yo verdaderamente no sé lo que otros harían,
mas por ver un gesto sobervio y unos ojos yracundos y bermejos, y una habla ronca y
amenazadora de unos que se pican de amigos en ausencia, dexaría perder el pleyto y la
hazienda y la honrra. ¡Oh, malaventurados dellos!, y si hazen daño al agraviado,
¿quándo se lo pagarán? No saben que han de dar cuenta desto a otro juez que no acepta
lisonjas ni falsas informaciones?, ¿y que el mismo diablo a quien ellos más sirven ha de
ser el que más los acuse? Desta manera se está el príncipe sin saber lo que pasa en su
tierra y en su casa, como si fuese una statua de piedras que tiene orejas y no oye, ojos y
no vee &c.
El tercero daño que haze la lisonja es solicitar al príncipe para que robe las
haziendas, diziéndole que todo es suyo de pura justicia, casas, campos y heredades, y
rentas, y aun las mismas personas; esta es muy descansada lisonja para los príncipes
necesitados, porque según estos dizen, puede salir de necesidad con su hazienda. Desta
manera pocas vezes les falta dinero a los reyes de Francia y no ay confesor que les diga
que hazen mal. ¡Quán lexos está desta grangería el Emperador nuestro Señor, todos lo
saben!, los que veen que en los pleytos que tratan contra su Magestad algunos de sus
vasallos, se dan las sentencias por el consejo real en favor de los vasallos, aviéndolos
oydo favorablemente sin molestias ni dilaciones.
El quarto daño de los lisongeros consiste en la eleción de los hombres, así para
los officios y magistrados y dignidades, que todos favorescen a quien el príncipe o los
príncipes de su casa acuestan y quieren bien. ¡Oh quán inconsiderada y
profundísimamente alargan la lengua en las alabanças del que no vale nada para la
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