Tratado sobre las costumbres humanas - Biblioteca SAAVEDRA ...
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<strong>Biblioteca</strong> <strong>SAAVEDRA</strong> FAJARDO<br />
de Pensamiento Político Hispánico<br />
Francisco López de Villalobos,<br />
<strong>Tratado</strong> <strong>sobre</strong> <strong>las</strong> <strong>costumbres</strong> <strong>humanas</strong>.<br />
tiene, mas antes no le pide tan entera y cumplidamente como el avaro lo haze por la<br />
riqueza. Porque en todos tiempos y horas tiene el coraçón donde tiene el thesoro y es<br />
imposible que allí quepa el amor de Dios que ninguno puede juntamente servir a estos<br />
dos señores, porque el servicio de Dios requiere que tengan en poco la riqueza por amor<br />
dél, y el servicio de la riqueza requiere que tengan en poco a Dios por amor della. Pues<br />
vea el avaro qual destos dos partidos sigue, que entrambos juntos no se compadescen. Y<br />
por eso dixo la mesma Verdad, que es tan diffícil entrar un rico avariento en parayso<br />
como enhilar un camello en una aguja. Otro si, no lo confiesa por pecado, no teniendo<br />
amor con los próximos, que aun con los enemigos se deve tener. Y este animal es tan<br />
cruel que con los amigos no lo tiene, ni con los hermanos, ni con la muger, ni con los<br />
hijos. Y así todos ellos le desean la muerte, porque cada uno dellos dexaría él captivar y<br />
morir por no deshazer del montón. Pues sepa cierto, si no lo sabe, que no puede entrar<br />
en el cielo sino en el infierno el que no tiene verdadero amor con Dios y con los<br />
hombres por amor de Dios; el qual amor se llama charidad, que es virtud perfectísima<br />
entre todas <strong>las</strong> otras y es tan necesaria para la salud del ánima, que sin ella no puede<br />
escapar. De manera que este monstruo malaventurado es el ciego y sordo y mudo del<br />
evangelio. Ciego porque no vee cómo está siempre en pecado mortal. Sordo porque no<br />
oye ni entiende <strong>las</strong> reprehensiones que <strong>sobre</strong> este caso le dan todos los que le hablan en<br />
su casa y fuera ella y en los sermones, y en <strong>las</strong> confesiones; piensa que lo dizen con<br />
embidia, o que no lo dizen por él. Y es mudo, porque (como hemos dicho) ni lo tiene<br />
por pecado, ni lo confiesa por tal.<br />
Ítem peca gravísimamente en no acordarse jamás de la muerte, ni pensar que<br />
puede morir, y aunque sea viejo de noventa años, y tenga el alma ya entre los dientes<br />
para bolar, piensa que está burlando la traydorcica, porque dize que otras veces muchas<br />
a estado peor, y tornase para dentro la burlona. Y así permite Dios que muchos destos<br />
mueran ab intestato, y dexan tantos pleytos y rebueltas <strong>sobre</strong> la hazienda que parece<br />
muy bien que están dentro todos los diablos que se lo ayudaron a ganar. Y ellos mismos<br />
yrán al infierno a dezirle cómo se derrama y desperdicia todo lo que ellos ganaron por<br />
acrescentar sus angustias y dolores. Los que padescen este vituperable vicio alguna falsa<br />
disculpa tienen, en dezir que lo hacen por dexar remediados los hijos y <strong>las</strong> hijas. Esto si<br />
es verdad entra en la cuenta de sus ceguedades: que determinan de pasar muy trabajosa<br />
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