Capítulo XIII - Bicentenario
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464 FIISTORIA DE MEJ LCD.<br />
los mnticos que salian dirigirel caballo, podian acudir fa-<br />
cii y prontarnente 6. cualqwer punto que se sublevase,<br />
alcanzando a sus contran()s a :Toflde quiera qua fueseT,<br />
cosa (flh( les hubiera sido imposible do la otra manera. Era<br />
irna ruedida precautelar, dictada corno un deher de con-<br />
servacion. Esta prohibición no se extendia a los hijos de<br />
espanoles nacidos en el pals, pues eran los que mas montaban<br />
a caballo; y la gente del campo, ilamada ranchera,<br />
no asistia a sus labores sino en su arrogante corcel. La<br />
fama de buenos ginctes lIegO a ser proverbial en Europa<br />
respecto de los mejicanos, como se deduce de las pala-<br />
bras que coloca el inmortal Cervantes en su Quijote, cuari-<br />
do para ponderar la destrezá en el manejo del caballo<br />
dice, montaba como un mejican.o. Pero ni aun a todos los<br />
indios alcanzaha Ia pro1iibici6n de tener ni manejar el<br />
corcel. Muehos caciques y jefes indigenas que espontá-.<br />
neamente habian acometido Ia empresa do agregar a la<br />
corona de Castilla algunas pr ovincias no conocidas aun<br />
por los espau.oles, tenian armas de fuego y cahallos de<br />
que les proveian las autoridades españolas. Los caciques<br />
Fernando (To, Tapia y Nicolás de San Luis que poniOndose<br />
al frente do sus vasallos emprendieron, corno veremosmas<br />
adellante, Ia conquista de los chichimecas, tenian cahallos,<br />
mosquetes y polvora pie les enviaban (le M4jico los go-<br />
bernantes castellanos.<br />
En otra de ]as instrucciones so ordenaba pie la pragmAtica<br />
do vestir y hi prohibicion de jugar a los dados, se<br />
observase. En lo relativo al juego, solo se perrmtia apostar<br />
en ci de naipes, diez duros en veinticuatro horas. Se<br />
nmndaba que se pusiese el almojarifazgo do mi siete y