Capítulo XIII - Bicentenario

44S HISTORIA DE MEJICOe
intentarlo seria profanar ci sentimierito mas ptiro y noble
del alma.
Era Pri bS [)riineros Was del rnes do Alayo de 1528.
Los iJOS velefos barcos, pasando Ia barra de Salles, en-
traroii a los cuarenta y Un dias de navegacion, al pequeflo
puerto de Palos, el mismo en donde treirita y c'ineo aims
antes hahia desezubarcado CristObal Colon, de vuelta de
Sn (lescubrimiento del Nuevo Mundo. Al pisar el suelo
natal, liernan Cortés y los que con él iban hincaron en
tierra Ia rodilla, y aizando las manos al cielo, dieron
gracias al rfodopoderoso por el feliz viaje que les habia
concedido.
Entre los caballeros que se hallaban al lad.o de Cortés,
se veia a Gonzalo de Sandoval, que Ilegaba algo erifermo
de calenturas. El vahente capitan que se habia distin-
guido por su prudencia, su uidelidad y su esfuerzo en ]as
rudascampaflas de hi Nueva. Espafla, ilegaba falto de sa-
lud M pals en que Itabia 'visto la primera luz del sol. Xe-
cesitando reposo y ponerse on cura, se alojo on casa do
Un cordelero do jarcias y cables, pues no prestaba ci cor-
to pueblo de Palos grandes recursos iii cornodidades al
viajero. Inrne(liatamente se le dispuso una cama para que
descansase, y se arreglaron las habitaciones destinadas
para éI.
Ekrnan Cort6s, con el fin de encontrar nfl local mas
cOrnodo para su inumerosa comitiva en tanto que daba
aviso al rey de su ilegada, dejO a 'Sandoval al cuidado de
sus enados, y se dirigiO con los demas companeros de
'viaje, al convento do franciscanos de Santa Maria do la
Rãvida, en que se alojO Cristobal Colon cuando marcho