Capítulo XIII - Bicentenario

486 IJESTORIA DE MEJICO.
man dIO mt decreto en pie decia: quo Alvarado mentia
como traidor, y que Salazar era un fiel vasaflb, y no ha-
bia dicho lo que se le atribuIa. Para colmo de injusticia,
Alvarado fué reducido a prision al siguiente dia, aunque
solo fué por unas cuantas horas, marchando a poco para
su gobierno de Guatemala.
La Audiencia, para evitar que liegase a conocirniento
del monarca lo que liabia pasado en la. junta de procura-
dores, y los actos de tiranfa ejercidos (leslie que se halla-
ba en posesion del mando, prohibiO, bajo severas penas,
que se enviasen cartas fuera de Ia Nueva Espaila. La vi-
gilancia que se desplego para hacer cumpilir la. Orden fuO
extraordinaria. El ohispo Lumarraga encontró, sin em-
hargo, la. manera de hacer flegar a la corte la reaciou de
los actos tiránicos do los despOticos gobernantes. MandO
hacer un santo Cristo, en cuyo pecho habia una concavi-
dad. en c'ue coloco su carta y la de los aemás prelados, y
la mando a Espana con tin paje suyo, con pretesto de ma-
nifestar los adelantos que se habian hecho en la escuiltu-
ra en Méjico. El obispo, en completa armonfa con el pa-
recer de los dcmás religiosos, a quienes leyó el pliego en
que ponia on conocimiento del rey lo que pasaba, deca:
> Manifestaba
quo era profundo el odio pie el presidente y los oidores
profesaban a Flennn Cortés, sin was motivo que el de la